Texto: Mikel Fernández (Surimiworld).

Vuelven los irlandeses Primordial a la faena, uno de los grupos nacidos a primeros de los años 90 que fueron enmarcados dentro de la segunda ola del black metal y a los que cuya evolución, como es el caso de los portugueses Moonspell, ha acabado apartando de la ortodoxia de dicho género.

En el caso que nos ocupa Primordial siempre han tenido un sonido bastante particular, moviéndose entre el pagan, el black y el Doom metal, sin ser fácilmente encasillables en ninguno de ellos. Puede afirmarse que suenan a ellos mismos, llegando a tener hoy en día unas señas de identidad perfectamente definidas.

Desde el genial Spirit the Earth Aflame han ido avanzando en el sonido allí iniciado, y con los últimos Where Greater Men Have Fallen y el Redemption at the Puritan’s Hand han alcanzado la madurez, se han asentado en un sonido que les hace fácilmente reconocibles, sobre todo por la melancolía que desprenden sus composiciones, realzadas por la peculiar e inconfundible voz de A.A. Nemtheanga, vocalista y motor de la banda.

Me da la sensación que este Exile Amongst the Ruins suena menos heavy, al menos en cuanto a las guitarras. En anteriores álbumes se habían caracterizado por imponer un muro de sonido, unas guitarras densas que en este último disco se han suavizado, acercándose en algún momento a sonidos más propios del heavy metal que del metal extremo. Eso no quita para que siga habiendo partes rápidas al más puro estilo blacker, pero en general el álbum transita por los medios tiempos habituales.

Destaca sobremanera el tema-título, quizá el que tenga un aroma más cercano al sonido clásico, aun sin presencia de la voz rasgada. Épico y melancólico a partes iguales, es sin duda lo mejor del disco. El resto del álbum sigue por la misma senda, destacando Where Lie the Gods y la melancolía extrema de Stolen Years. Tan sólo en Sunken Lungs y en partes de Nail Their Tongues y Upon Our Spiritual Deathbed se deciden a elevar el tempo.

Es un buen disco, un disco Primordial 100%. Han encontrado su fórmula y la han refinado con maestría, pero esto también se vuelve en su contra, al hacerse el disco un poco lineal, al transcurrir casi todo el álbum en ese tempo lento y melancólico que, por otro lado, es su seña de identidad.