Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).

A lo tonto han pasado ya tres años desde la última entrega de estos suecos que siguen empeñados en seguir subiendo escalones hacia el Olimpo del metal. El tiempo vuela y es con detalles como este cuando te das verdadera cuenta de ello.

Pero dejemos la filosofía y vayamos al grano: tras pegar un monumental petardazo con su anterior Jomsviking que les sacó del mundillo del metal extremo para ponerles en la senda del mainstream (sacrificando parte de la contundencia de anteriores trabajos) y girar por todo el planeta y sus alrededores, Amon Amarth han vuelto.

Esta vez se han ido a los EEUU a grabar el disco. La primera impresión es que han recuperado parte de la contundencia perdida, si bien sigue siendo un material bastante accesible para todo aquel no acostumbrado a las voces guturales y, en general, al death metal melódico. Por lo demás el disco suena limpio y nítido, sin que por ello pierda fuerza alguna. Se puede decir tranquilamente que está más cerca del Twilight of the Thunder God que de Jomsviking, a pesar de que once años separan a ambos y de que este último supuso su total consagración.

En cuanto a los temas, se alternan las canciones rápidas con otras más intensas o pegadizas. Hay una buena colección de riffs en todo el disco siendo Fafner’s Gold, Mjolner, Hammer of Thor o Shield Wall buena muestra de ello, aunque los dos temas que más me han gustado han sido The Berserker at Stamford Bridge lento, oscuro y melódico, de lo mejor del álbum (y nada que ver con el Chelsea FC, de paso) y el final Into the Dark también pesado y melancólico y que resulta un broche de oro para el disco.

No hay nada nuevo en este álbum, es la fórmula Amon Amarth aplicada a la perfección: melodía, contundencia y la voz de Johan Hegg dominando la escena. Con estos ingredientes se han aupado a lo más alto del firmamento metálico y ahora mismo, con discos como este The Berserker es de esperar que tarden mucho en bajar.