Avantasia: «Moonglow» (Nuclear Blast)

Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).

Lejísimos queda en el tiempo el debut de Avantasia, por aquel entonces un proyecto paralelo de Tobías Sammet, cantante de Edguy. Lo que iba a ser una “Metal Opera” en dos partes ha ido creciendo hasta ser el monstruo que es hoy, uno de los grandes nombres en cualquier festival que se precie.

Este Moonglow es el octavo álbum en la trayectoria de Avantasia, que ha acabado por eclipsar completamente a Edguy. Una vez más Sammet ha contado con un buen número de vocalistas invitados, siendo los nombres que más destacan los de Hansi Kursch (Blind Guardian) o Candice Night (Blackmore’s Night), además de Michael Kiske, quién estará eternamente agradecido a Tobías Sammet y a Avantasia por resucitar su carrera.

Producido por el propio Tobias Sammet junto con Sascha Paeth, quien se encarga de la grabación de las guitarras. el disco suena de lujo. Avantasia se han alejado del puro power metal que hacían en sus dos primeros discos y han ido introduciendo elementos más propios del hard rock. Por otro lado, los teclados y orquestaciones no se limitan a ser meros acompañamientos, sino que tienen un papel principal en la música. Estos han sido grabados por Miro, colaborador de Sascha Paeth y conocido por su trabajo con Angra, Heaven’s Gate o Rhapsody. La producción y el sonido del disco son geniales, notándose un gran cuidado y un detalle en la misma.

El disco está a un nivel tan alto que resulta difícil destacar un solo tema. La primera parte es más melódica y con aire más hard rockero, mientras que a partir de la instrumental Invincible las guitarras se vuelven más agresivas y los temas más cañeros hasta llegar a Requiem for a Dream, con Michael Kiske, y el más power metal del álbum. En todos los temas los estribillos pegadizos, los coros y las orquestaciones componen temas grandilocuentes y épicos.

Tobías Sammet vuelve a demostrar el por qué del éxito del proyecto Avantasia. Sin duda uno de los mejores trabajos de heavy metal de los últimos tiempos. Qué pena no poder ir a su concierto de Bilbao, porque tiene la pinta de ir a merecer la pena cada minuto del mismo.

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