Billy Idol fue uno de los ídolos musicales más populares de los años 80. Para algunos llegó a ser una especie de Rod Stewart o Iggy Pop más moderno, o al menos cogiendo su relevo rockero y sexual. Antes de ello fue figura clave en el nacimiento del punk británico en el año 77. Y lo fue muy poco después de la explosión con The Clash, Sex Pistols y The Damned. Idol encabezó otra de las bandas primerizas, en este caso, los Generation X que también gozaron de sus momentos de gloria y que se despidieron con un éxito tan rotundo como el de ‘Dancing With Myself’.
Pero con el cambio de década comenzaron a flojear y Billy abandonó el barco en el 81 y se largo a los USA para debutar con un “Billy Idol” que contó con varios éxitos y que le llevó a la cresta de la ola ayudado también por su look hair metal del momento cercano a los Van Halen o los Mottley Crüe. En el cuidado libreto de 16 páginas que trae esta cuidada edición en doble compacto hay extensos textos de Tim Sommer que hablan de otras interesantes influencias y/o referencias como Jim Morrison, Alan Vega, Marc Bolan, Roxy Music, Adam Ant, Elvis Presley, Midge Ure (Ultravox), David Bowie, Eddie Cochran, Scott Walker, New York Dolls, Dave Vanian (The Damned), Gavin Friday, Serge Gaionsbourg o Richard Strange.
Clave en su enorme éxito fue la adquisición como guitarrista de Steve Stevens, así como contar con Keith Forsey para la comercial, pero poderosa, producción. Stevens se convirtió en su Johnny Thunders, su Mick Ronson o su James Burton. En el primer compacto tenemos la apertura con el estribillo, la fuerza y las guitarras punk-rock de ‘Come On, Come On’. Tras ella, su primer éxito en single en solitario con ‘White Wedding’ que en su país, Reino Unido, entró entre los 10 primeros puestos. Ayudaron sus guitarras más post-punk con ecos que iban de Ultravox a The Cure ‘Hot In The City’ fue otro hit single que todavía ascendió más alto en los USA con cuidadosos toques bailables entre Chic y Talking Heads, combinados con el rock de estadio de Bruce Springsteen.
Pero había más, ‘Dead On Arrival’ traía otro buen estribillo combinado con guitarras y redobles poderosos de rock, además de algunos guapos punteos. Más destacadas guitarras de Stevens en ‘Shooting Stars’, combinadas con una cuidada melodía como la de ‘It’s So Cruel’. Siguió la entente con Stevens en 1984 con otro disco exitoso como ‘Rebel Yell’ que, suponemos, también tendrá su cuidada edición 40 Aniversario, pues vendió más de 2 millones de copias con él. Luego, finalizados los 80, tuvo un lento declive con algunos breves chispazos de popularidad como su versión del ‘Mony Mony’ (todavía en el 87) o ‘Scream’. En el primer compacto se incluye la potente ‘Clubland Extended Remix’ de ‘White Wedding’ que se va por encima de los 12 minutos con guitarras realmente crujientes y momentos electrónicos para el baile en discotecas.
El segundo compacto está ocupado por un extenso “Live From The Roxy, 1982” de la gira de presentación de su debut y que incluye casi todos los temas de dicho disco en poderosas versiones. Al gran cuarteto que protagonizó y grabó el debut se unió Judi Dozier con sus teclados y coros. No faltan algunos de sus mayores éxitos junto a Generation X. Es el caso del citado y pegadizo single ‘Dancing With Myself’, pero también de la juguetona y más pop ‘Ready Steady Go’ o de la más oscura ‘Kiss Me Deadly’. También aparece una contagiosa versión del ‘Mony Mony’. Así, hasta un total de 15 temas y más de 67 minutos que redondean una cuidada reedición ideal para conocer al primer y mejor Billy Idol tras la desaparición de sus Generation X.