Suiza no es el país más metálico del mundo (ni rockero, me atreveríaa decir), aunque las bandas que nos llegan de allí suelen tener muy buen nivel. Celtic Frost, Gotthard o Coroner son las tres que me vienen más rápidamente a la cabeza, y pronto es posible que podamos considerar a Burning Witches una más de ellas.
Formada en 2015, desde entonces no han parado prácticamente de currar, puesto que en estos cinco años han publicado una demo, tres álbumes completos, uno en directo y un single y un EP. Todo ello facturando un heavy/speed metal rápido y cañero, no exento de melodía. Evidentemente, no es el colmo de la originalidad, pero funciona (o al menos lo hacen funcionar). A mí me recuerdan mucho a Judas Priest, Manowar o incluso Iced Earth.
El disco suena atronador, contundente y con una mezcla perfecta y equilibrada en la que todos los instrumentos tienen el protagonismo justo. De la producción se han encargado V.O. Pulver (Pro-Pain, Nervosa) y Schmier, frontman de Destruction y consejero de la banda, en los estudios Little Creek de su Suiza natal. Las cuatro instrumentistas son muy buenas, destacando los duelos de guitarras a cargo de Romana Kahlkul (fundadora de la banda) y Sonia Nusselder (nuevo fichaje) son espectaculares. Por su parte, la nueva vocalista Laura Guldemond exhibe un registro amplísimo, desde los agudos chirriantes dignos de Rob Halford en Painkiller a un rango medio potente y espectacular (y mucho mejor en mi opinión).
La verdad es que a nivel compositivo las suizas han hecho un gran trabajo. Se van alternando los temas rápidos con otros menos revolucionados pero igualmente intensos (incluso hay temas que van jugando con esos cambios de ritmo), pero todos tienen riffs muy trabajados y estribillos pegadizos que enganchan fácilmente al oyente. Así, cabe destacar el inicial Lucid Nightmare, que entra a cuchillo, donde la vocalista Laura exhibe un registro vocal muy del estilo de Rob Halford y nos regalan un buen juego de guitarras en los solos; el más dinámico Dance with the Devil, Wings of Steel y su marcado aire a Iced Earth o, por qué no, Black Magic, una bonita balada acústica; The Sisters of Fate y su marcado aire rockero y pegadiza melodía y Threefold Return. Cómo no mencionar, finalemente, la versión del Battle Hymn con Ross the Boss (exManowar) y Mike LePond (SymphonyX, Ross the Boss), donde nuestras chicas no fallan.
Vale, puede que no sea el disco más original, pero hay que decir que este Dance with the Devil es un verdadero pepinazo de puro y clásico heavy metal. Y a veces no hace falta más que la receta de siempre bien ejecutada para triunfar.