Texto: Orpheo Los estadounidenses Deer Tick ofrecerán su directo en noviembre en Madrid (el día 18, en Caracol) y en Barcelona (el 20, en Sidecar). Rock con poso y sin pose, joven y viejo, tranquilo y desbocado.
Nos presentarán su flamante pareja de trabajos, “Deer Tick Vol. 1” y “Deer Tick Vol. 2”, aparecidos en septiembre del año pasado. El primero aludiendo a su cara más calmada y el segundo, a la desbocada, la más Replacements. Yin y yang rockeros por el mismo precio (las entradas para ambos conciertos, por cierto, se ponen a la venta este viernes 1 de junio a las 10 horas). La primera vez que los trajimos de gira Deer Tick fue entre finales de enero y principios de febrero de 2011 para presentar su tercer álbum, “The Black Dirt Sessions”, publicado a finales de 2010 y considerado, hasta ese momento, su cénit discográfico.
Lo superlativo de las críticas recibidas por el quinteto de Rhode Island durante ese tour quizá pudo sorprender a quienes aún no los conocían. Pero quienes ya tenían la información secreta sabian que ahí había un diamante. Porque liderados por uno de los frontman más carismáticos del nuevo rock made in USA, John McCauley, solo habían necesitado dos discos previos –“War Elephant” (2008) y “Born On Flag Day” (2009)- para seducir a la élite de la crítica de su país. Hablamos de gente como David Fricke, el editor de ‘Rolling Stone’, o el legendario periodista musical Greil Marcus, ambos fans suyos absolutos. En ese club también milita Brian Williams, el presentador y editor de “NBC Nightly News”, considerado por la revista “Time” una de las cien personas más influyentes del mundo. Eso sí, ellos, Deer Tick, ni se inmutaron por esos aplausos llegados de las alturas mediáticas y prefirieron continuar alimentando su apoteosis rockera a ras de suelo, con conciertos caminando sobre el alambre de la espontaneidad y asegurando (o casi) lluvia de cerveza y confeti a las primeras filas. Siguieron viviendo en la carretera y ganándose noche tras noche el crédito de la calle.
Y siguieron creciendo en el estudio: si su tercer álbum, “The Black Dirt Sessions” (llamado así en honor del estudio neoyorquino donde lo grabaron, a finales de 2009), supuso su confirmación por la vía del llanto y la perdida, el cuarto, “Divine Providence” (2011), puso sobre la mesa su apuesta más libertaria, su rock’n’roll para la noche del sábado y, en los momentos de reposo, la resaca matinal del domingo. Desde entonces ha publicado “Negativiy” (2013), más oscuro y depresivo que sus antecesores, y el año pasado el doble parto arriba mencionado, “Deer Tick Vol. 1” y «Deer Tick Vol. 2”. Siempre desde el sello Partisan Records, por cierto.