Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).
Allá vamos con uno de los discos de este año más esperados por mí, la nueva obra de Dream Theater, que supone el decimocuarto trabajo de estudio de los americanos y el cuarto tras la huida del carismático batería y cofundador de la banda Mike Portnoy.
Tras el irregular The Astonishing, el disco conceptual que publicaron en 2016 y que ahondaba en la vena más rockera y menos metálica de la banda y que también fue criticado por su excesiva duración, Dream Theater han optado por dejarse de florituras, interludios y partes dialogadas.
Grabado y producido por John Petrucci en un estudio de las afueras de Nueva York, el disco es uno de los más cortos en la carrera de Dream Theater. La producción es más seca y contundente, recordando mucho al Awake, pero tambén al Train of Thought. Es un disco mucho más metalero, una vuelta a las raíces.
Dura algo menos de una hora, lo que en una banda que acostumbraba a no bajar de los 70 minutos de cada álbum (cuando no escribe temas de 25-40 minutos de duración) es algo verdaderamente reseñable. Temas menos engalanados, más directos e inmediatos pero no por ello desposeídos de los arreglos y virtuosismos variados. John Petrucci sigue en un estado de forma maravilloso, teniendo ya además un estilo a la guitarra muy reconocible; Jordan Ruddess y John Myung también dejan su sello a lo largo del álbum, e incluso Mike Mangini parece que se va haciendo con el puesto, a pesar de que su estilo para mí es menos “único” que el de Mike Portnoy. Es más, incluso James LaBrie está bien en el disco, a pesar de que creo que en los últimos le va mejor el estilo más rockero de su anterior obra.
Y, sin embargo, sobrevuela por el disco una sensación de falta absoluta de novedades. Creo que es algo totalmente normal, después de que les dieran golpes hasta en el cielo de la boca por The Astonishing (que dicho sea de paso, a mí no me disgustó tanto), pero por otro lado uno siempre se espera una vuelta de tuerca en un disco de Dream Theater. Los temas en absoluto son malos: desde el inicial Untethered Angel se aprecia como siempre el cuidado trabajo de composición y arreglo de los temas; pero a pesar de que Fall Into the Light, Room 137 o Pale Blue Dot, por citar alguno, son muy buenos temas, la sensación continua es que no es nada “arriesgado”.
En fin, supongo que no es el trabajo que me espera de Dream Theater, pero que eso no oculte que es un disco sobresaliente. Los temas son muy buenos, pero a veces parece que estamos ante un disco de descartes del Awake. No obstante, incluso en la relativa decepción este es un disco que me ha gustado.