En sus breves y amenos capítulos muy variados va dando voz a impostores, suicidas, enterradores, vendedores de esqueletos, fantasmas, mentirosos, encapuchados, marbellíes, parricidas, forajidos y hasta nazis. Como él mismo dice al inicio de su descriptivo “Prólogo”, “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira. Todo depende, mi amor, del color del cristal con que se mira”. Otra afirmación que cumple es la siguiente: “Mi intención con este libro no es desmitificar algunos hechos ni tampoco sublimar otros, sino que, principalmente, pretendo poner sobre la mesa historias, leyendas, informes reales, testimonios directos y, sí, también misterios sin resolver”.
Comienza su andadura con un capítulo para Elvis Presley, pero luego vienen capítulos mucho más jugosos aún. Me encanta el dedicado a las portadas de discos con algunas míticas de Supertramp, Nirvana, John y Yoko, el “Sgt. Peppers” o el “Electric Layland” con sus 19 mujeres desnudas, aunque en este tema de las mujeres desnudas en portadas profundiza más aún. Otro capítulo especialmente chulo para mí es el de “Justica Rockera” para el gran Sixto Rodriguez. El que trata sobre las guitarras, “Guitarras De Ida y Vuelta” también tiene su punto. De lo mejorcito y con título también muy clarificador es “Cosas Terribles de las que salen Grandes Discos”. Divertido Epílogo también que comienza con su frase “El Rock and Roll lo inventaron los Piratas”. ¡Menudo Pirata que está hecho El Pirata! Solo le falta el Playlist para poder escuchar los discos y músicos que pasan por estas 240 entretenidas páginas.