Han vuelto. Los reyes y creadores del doom/death metal están de vuelta con su decimotercer disco de estudio, este The Ghost of Orion, conmemorando así 30 años de carrera.

A lo largo de todo este tiempo My Dying Bride han ido evolucionando y variando su sonido, siendo una de esas bandas fácilmente identificables. La personal y única voz del vocalista Aaron es una de las señas de entidad de la banda, junto con el estilo del guitarrista Andrew, los dos únicos miembros fundadores que quedan.

El disco ha sido grabado en su Inglaterra natal con Mark Mynett, guitarrista de los numetaleros Kill II This, como productor. El disco goza de una producción nítida y cristalina, en la que se aprecia cada instrumento. Mantienen su sonido, quizá un poco más afilado que en otros lanzamientos, aunque esa producción tan limpia resta contundencia a las partes de guitarra distorsionada.

Se ha hecho duro escuchar este álbum en estos de pandemia que corren tiempos. Es un disco oscuro, lento y melancólico, y consiguen transmitir esas sensaciones al oyente. Destacan el inicial Your Broken Shore, en el que se van alternando la voz limpia en la estrofa y la gutural en el estribillo, al igual que las guitarras igual; el curioso The Solace, en el que la única presencia de la voz femenina (Lindy-Fay Hella de Wardruna) y la guitarra hace que parezca más propio de una Enya con distorsión; el melancólico The Long Black Land, con un buen riff en la parte central y la entrada voz gutural en la parte más agresiva (a la que, por cierto, le falta punch); y The Old Earth en el que un punteo oscuro da paso a una melodía melancólica en la que la voz limpia se va alternando con la gutural, recuperando algo de dinamismo en la segunda parte, incluso con la aparición del doble bombo

Es un buen disco, oscuro, lento y pesado, aunque le pesa que en los momentos más agresivos quizá le falta un pelín de mordiente.