No hace falta volver a decir que “The Dark Side Of The Moon” es uno de los discos más importantes de la historia. Uno de los más vendidos de la misma, pero también uno de los mejores valorados críticamente al mismo tiempo. Dato este de la conexión crítica-público que habla claramente de su grandeza. Con motivo de las celebraciones de su cincuenta aniversario está habiendo múltiples y destacadas reediciones. Algunas gigantes y otras más sencillas, pero, como en este caso, realmente imprescindibles.
Pink Floyd no lo sacaron en directo en su día, pero era su mejor momento, aunque a mí me gusta todavía más el “Wish You Where Here”. “Live At Wembley 1974” (Parlophone Records / Warner Music) es puro Pink Floyd y en estado puro. El cuarteto maestro al completo y la imprescindible colaboración de Dick Parry al saxo. También esas dos espectaculares coristas que alcanzaron su mejor momento en la grabación de este histórico trabajo. Original presentación inspirada en la creada en su día por Hipgnosis y con un libreto de 12 páginas realmente logrado con fotos, dibujos y hasta un cómic.
Pero lo mejor está en su contenido con el disco al completo y por orden. Eso sí, con un sonido impresionante y con algunos temas convenientemente ampliados y alterados para superar 55 inolvidables minutos. Arranque bastante distinto, pero igualmente cautivador con ‘Speak To Me’. Más magia aún en la siempre mágica y emocionante ‘Breathe (In The Air)’. Hipnótico su ‘On The Run’. Nos despiertan del sueño en un ‘Time’ que te lleva a volar muy bien ayudado por los coros de Venetta Fields y Carlena Williams. Voces que cambian bastante en la majestuosidad de ‘The Great Gig In The Sky’. No hay dinero que nos impida volver a disfrutar del clásico ‘Money’. Parry se sale con el saxo, pero David Gilmour se marca unos espectaculares punteos ampliados para nuestro absoluto deleite. Vuelve la magia y la paz más absoluta con la maravilla ‘Us And Them’. Más colorismo instrumental con sintetizadores y guitarras en una ‘Any Colour You Like’ que supera los 8 minutos y con más punteos de Gilmour brillantísimos. Emotivo recordatorio a Barrett en la genial cumbre con ‘Brain Damage’ y apagón hermoso de la luz y cierre del mágico viaje con una ‘Eclipse’ apoteósica con coros todavía más épicos que los del disco. ¡Todo seguidor de los Floyd tiene que escuchar este disco alguna vez de una sentada!