Yo los conocí hace 7 u 8 años cuando nos trajeron su sexto y destacado álbum, “Rising With The Sun”. Ya entonces tenían un sonido muy colorista y variado lleno de diferentes ritmos y estilos musicales sin ningún tipo de complejos. Desde entonces hablábamos de Madness, Vampire Weekend, El Guincho o Animal Collective.
Todo esto se puede mantener con este crisol de sonidos que es ‘”Where The Angells Fall”. Pero es que hay que sumar muchas más sonidos. A esto ayuda mucho la aparición de un total de 49 instrumentos en el disco tocados por 75 músicos distintos.
Al frente de los australianos siguen ahora Felix Riebl y Ollie McGill que son dos de los tres fundadores del renovado combo. Entre los renovadores llama poderosamente la atención por su gran protagonismo en el disco la presencia del trompetista y cantante cubano, Lázaro Nuna. También la gran voz solista y coros de Grace Barbé. En total la actual formación trae un total de 9 músicos. Sus sonidos van del flamenco a todos los aromas latinos, especialmente afro-cubanos. Muchos toques brasileños y africanos, además de muchas trompetas mariachi. Pero también cabe reggae, jazz de Nueva Orleans, sonidos de la Polinesia y ritmos pop-rock. ¡A ver quién es el guapo que es capaz de etiquetarlos!
El disco comienza con un claro single como ‘Thunder Rumbles’ con los vientos y los sonidos latinos desatados y con un ritmo repleto de percusiones. Percusiones que también brillan en un precioso lento como ‘Be With You Again’ (dedicado al hermano de Felix) o ‘Boom Boom’. Ambas quedarían genial dentro del “Graceland” de Paul Simon. El Heidleberg Wind Ensemble protagoniza momentos como ‘Money Coming My Way’ con destellos funk. ‘Deeper’ encarna a la perfección el sonido de todo el disco con su melodía mágica. Buenas voces y cambios constantes dentro del mismo tema y con un precioso solo de trompeta con mucha cubanía. Esto también lo tenemos en la melodía latina de ‘Rock’N’Roll’. Trompeta mariachi y emocionante voz de Felix en una ‘Owl’ que se crece por momentos. El piano, y teclados en general, de Ollie es protagonista en muchos momentos.
Por ejemplo, en el pop tipo Blur de ‘Dance The Night Away’, pero con coros y piano cercanos a The Rolling Stones. Con el órgano se sale en la épica e intensa ‘Coming Back Again’ con una melodía genial y un estribillo contagioso para corear. Esos aires Nueva Orleans los palpamos en la juguetona ‘West Sun’ con otro fantástico piano y otro genial sólo de trompeta de Lázaro. Combinan a los Specials del ‘Ghost Town’ con el ritmo y el baile de Kid Creole & The Coconuts en ‘Old Dog, New Truck’, en la que también suenan a la Fania All Stars. Más baile desatado, pero con aromas más actuales en una ‘Oh Mercy’ que acaba ultra-latina llena de percusiones y vientos. Derriban muros musicales y fronterizos en un reggae con trompeta mariachi con ‘Walls’ y cierran con un fin de fiesta como ‘Drift Away’ que te deja con ganas de que vuelvan pronto en directo para sumarte a su fiesta continua. A dos voces, con melodía mágica y con nuevos ritmos que remiten al glorioso “Graceland”. La parte vocal solista de Grace es brutal. Dice Felix que el disco surgió de momentos muy especiales como la movida del Covid, la falta de conciertos y, sobre todo, la muerte de su hermano menor que ha debido ser algo muy duro aunque no se desprende de la alegría y jovialidad generalizada del disco y de sus canciones.