Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).
A pesar de haber oído hablar de esta banda desde hace tiempo, hasta ahora no me había puesto con su música. Y creo que se ha tratado de un error bastante grave por mi parte, aunque es cierto que el día da para lo que da…
Este es el décimo álbum de este dúo británico que empezó en 1998 como un grupo más de black metal en la onda noruega y que ha ido evolucionando hacia una visión personal, muy personal, del metal extremo. En este «A New Kind of Horror» encontramos black metal, pero también hay grindcore, death metal y música industrial. Este cóctel, a priori explosivo, en manos de Anaal Nathrakh se convierte en una apisonadora. A esto hay que añadir un juego de voces impresionante, entre las agudas, graves y otras propias de King Diamond. Mezcla difícil de describir, sin duda.
Y a pesar de ello, funciona. Los distintos géneros musicales que dan forma a la música están unidos con mucho gusto, dando lugar a momentos de brillantez. La producción, a cargo del guitarrista y compositor Mick Kenney, es lo suficientemente limpia para que no esté saturada, pero conserva un punto de suciedad, sobre todo en el sonido de guitarra, que le hace sonar de lujo. Por no hablar de la voz: las variantes de la misma, los juegos de efectos que se le aplican, hacen que sea un instrumento más en la mezcla, con resultados impresionantes.
Desde el frenético inicio de Obscene as Cancer a Forward!, pasando por New Bethlehem/Mass Death Futures (el mejor tema del disco), Mother of Satan o The Horrid Strife, el álbum es un compendio de brutalidad sin dejar de lado las melodías. Tocado a velocidad supersónica, los contrastes de voces limpias sobre blastbeats, los efectos industriales diseminados por el álbum, hacen que este A New Kind of Horror no tenga un solo minuto de relleno.
Un descubrimiento. Es seguramente el disco más original, por distinto, que haya oído en mucho tiempo, y sin caer en mezclas absurdas o imposibles. Una joya del metal extremo y uno de los mejores discos de este año.