Segundo álbum del proyecto paralelo (¿o principal?) del vocalista Burton C. Bell, más conocido por ser el vocalista de los geniales Fear Factory (ahora mismo parece que no lo es, pero ese asunto da para novela propia). Ascension of the Watchers es el refugio de Burton cuando las cosas van mal en Fear Factory, y de ahí que sea una apuesta mucho más personal y radicalmente diferente a lo que hace (¿hacía?) con aquellos.
El proyecto echó a andar en 2001 de la mano de Burton y del teclista y programador John Bechdel (colaborador de Ministry, Fear Factory, Static-X y muchos otros más) , y no fue hasta 2004, durante un parón de Fear Factory, que publicaron su primer EP, Iconoclast. Desde entonces, un álbum completo (Numinosum, lanzado en 2007 durante otra salida de Bell de Fear Factory) y otro EP en 2018 (Ghost Heart, lanzado durante el parón por temas legales de Fear Factory) completan la discografía de la banda.
El estilo musical de Ascension of the Watchers es diametralmente opuesto al de Fear Factory, y sin embargo flota sobre el mismo un cierto halo de similitud, sobre todo por la atmósfera que dan los teclados y la voz de Burton, limitada aquí al tono limpio. La propuesta es un rock gótico oscuro, atmosférico y ambiental, lejos de las velocidades hipersónicas y los riffs frenéticos no ya de Fear Factory, sino de cualquier cosa que se apellide “metal”.
Producido por el nuevo colaborador de la banda, el batería (también encargado de las programaciones) Jayce Lewis, en su estudio de Gales, el disco suena muy bien. Las guitarras apenas tienen distorsión y los teclados, programaciones y samplers suman varias capas que ayudan a completar la atmósfera de los temas, donde la batería (que tiene algunas partes dignas de mención) y la voz de Burton llevan el peso de los mismos. Precisamente la voz de Burton, demasiado lineal, es uno de los puntos más flojos, ya que no abandona el tono limpio grave que usaba habitualmente en Fear Factory. Tan sólo en partes de Wanderers y el final Sign Your Name lo abandona.
Estos dos ingredientes, la ausencia de distorsión en las guitarras y las sucesivas capas de teclados y samples hacen que la música sea muy atmosférica y envolvente. Es sorprendente, repito, el peso de la percusión, quizá porque los teclados y guitarras no son tan densos y ese espacio en la mezcla lo ocupa la batería. Se ha hecho un buen trabajo, por lo que redunda en beneficio de las canciones. Hay buenos estribillos, melódicos y pegadizos, mientras que los temas se dividen entre los movidos y dinámicos y los lentos y más ambientales. Así, destacan el dinámico y movido Ghost Heart, el atmosférico The End Is Always The Beginning, la instrumental Stormcrow, la pegadiza Bells Of Perdition y las ya mencionada Wanderers, tema movido, con acordes de guitarra y teclados más alegres (sin pasarse) y el consabido cambio de registro vocal.
Sin tener ni idea de qué me iba a encontrar, el resultado final me ha gustado bastante. Echo de menos algún tema más movido para que en ocasiones levante el ritmo lento y oscuro del álbum ya que al final se hace un poco lineal, pero en general no está mal. Buen cambio de registro de Burton, aunque le echaremos de menos de Fear Factory.