No conocía de nada a esta banda sueca de puro death metal de la vieja escuela, pero veo que ya van por su tercer álbum, segundo que publican bajo las alas de Metal Blade. Pedigrí tienen, visto que sus miembros han pasado por bandas consagradas como Witchery, Katatonia, Bloodbath…
Su propuesta es puro death metal de la vieja escuela, con un sonido crudo pero limpio y nítido a la vez, quizá demasiado limpio. Los temas van a piñón fijo, pero no renuncian a introducir riffs pegadizos y melodías aquí y allá, aderezados con solos de corte más cercanos al heavy metal clásico.
La grabación ha sido bastante caótica. Debido al coronavirus no pudieron acudir al estudio, grabando en su local de ensayo con la ayuda del productor Lawrence Mackrory. El resultado es un disco potente, con un tono de guitarra en el que se ha exprimido el Boss HM-2, pero a su vez suena demasiado limpio, demasiado perfecto. Todo se escucha perfectamente, todo está en su sitio, echándose de menos parte de ese caos en el que solía nadar el death metal clásico y que otros grupos como Aposento han sabido mantener en sus grabaciones actuales.
No obstante lo dicho, el disco está bastante bien. Los temas, cortos y directos, oscilan entre los rápidos y desenfrenados (The Weird, Flesh Frenzy) y otros con menos pulsaciones pero más movidos (Wolves). Hay una buena colección de riffs pegadizos (Funeral Anthem) y buenos estribillos (Corrosive Survival, Morbid Fascination), pero por encima de todos destacan el ya mencionado Funeral Anthem, Female Fatal to the Flesh y Faces of Death, tres temas que encarnan todas las virtudes del death metal sueco y que LIK explotan perfectamente en ellos.
Buen disco de death metal de la vieja escuela. Una vez más no se inventado nada, pero han sido capaces de sacar petróleo en forma de buenas canciones.