Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).
Lo mío con Darkthrone es una historia de caminos paralelos que rara vez llegan a tocarse. Y es que salvo el debut, aquel Soulside Journey que era puro death metal, creo que apenas he escuchado el resto de su discografía. Sí, vale, clásicos del black metal y todo eso, pero nunca me ha dado por ellos.
No obstante, si algo les ha caracterizado a Darkthrone es el ir siempre a su bola. Llevan casi 25 años sin tocar en directo y desde 2006 han ido dejando el black metal puro para empezar a introducir influencias de punk y heavy metal en su sonido, lo que ha causado filias y fobias por igual. Cosa que a unos tíos que graban sus discos en 26 horas evidentemente se la trae al pairo.
Una vez más Darkthrone se han encargado ellos mismos de la grabación y producción, logrando un sonido a medio camino del black metal, punk y heavy metal de los años ochenta, con un fuerte aire por momentos a Mercyful Fate. La música como siempre es simple y pegadiza, aunque en algunos momentos pecan de alargar demasiado los temas al repetir una y otras veces los riffs que, por otra parte, están bastante inspirados.
El disco se compone de 6 temas y apenas dura 38 minutos. Alternan partes rápidas y de clara inspiración black metalera con otras mucho más heavys, siendo estas últimas las predominantes. Así ocurre en el inicial I Muffle Your Inner Choir, que va a piñón todo el rato, repitiendo hasta la saciedad un riff de regusto blacker sólo interrumpido por una sección intermedia más lenta y melódica; y en Duke of Gloat, que sigue la misma senda salvo por el bonito solo.
Otros temas destacables son The Hardship of Scots, puro heavy metal que incorpora partes más lentas y atmosféricas; el riff de aire tristón de Old Star y The Key Inside the Wall, que supone una vuelta al heavy metal más clásico, rápido y dinámico.
Un disco que se deja escuchar, tiene la duración exacta para no resultar especialmente cansino, ya que salvo un par de momentos inspirados tampoco tiene nada especialmente destacable.