Entre Bambalinas: Txarly Romero (sala la Nave 9)

Texto: Carlos Molina.

La sección «Entre Bambalinas» surgió para acercarnos a gente sin la que el mundo de la música en nuestro país no sería el mismo: agencias de comunicación, promotoras, responsables de salas, sellos… el protagonista de hoy, Txarly Romero (fotos de Pato Castañeda), es pieza clave desde hace más de una década de la escena local vizcaína, desde sus primeros pinitos al frente de un bar, el Izangoan, hasta hacer primero de la sala Satélite T, y ahora de Nave 9, dos de los locales más importantes de Bilbao. De toda su trayectoria hablamos largo y tendido con él.

¿Qué músicos y grupos te metieron el gusanillo de la música en el cuerpo?

La música siempre ha sido un vicio para mí, aunque no tengo hermano mayor y mis colegas tampoco eran muy melómanos. Mi padre que sí era músico y presumía de haber tenido una buena colección de discos, pero los había perdido todos en la mudanza de casa de su madre a su casa de casado, así que yo tuve que ir descubriendo todo poco a poco. Pero resumiendo, todo estalló en mis años de universidad, me junté con un compañero al final de esas aulas inmensas de periodismo en Leioa y me descubrió un mundo de rock, fanzines y demás mierdas que me taladraron el cerebro… y hasta hoy. Por aquel entonces lo que más me molaba era NCC, Obligaciones, Señor No, todo lo que sacaba No Tomorrow,  Safety Pins Records, H-Records… me flipaba el punk-rock en castellano, la verdad. Luego fui investigando,  descubriendo grupos anteriores y así surgió la cosa… o no, la verdad es que es difícil resumir esto (risas).

¿Cuál fue y cuándo tu primer bolo como promotor o programador y qué tal resultó la experiencia?

Mi primer bolo, que recuerde, fue a lo grande, con Los Coronas. Los llevé a la Extreme, una sala a la salida de Santurtzi. Volvían a juntarse después de un tiempo  y llevaban al trompetista de Marlango. Yo les seguía desde el primer disco, de hecho me lo firmaron ese día. Resultado, palmé 100 euros. Había liado a dos amigos para la producción, pero les dije que total por ese dinero lo asumía yo. Eran fiestas de Deusto, así que tuve que volver corriendo porque en aquella época el Izangoan, que era mi bar, se petaba y había que recuperarlo (risas). La experiencia me gustó tanto que hasta hoy.

¿Cuándo decidiste hacer de la hostelería y la música tu forma de vida?

Cuando volví de currar una temporada en USA vi que no iba a trabajar de lo que había estudiado en la universidad, surgió la oportunidad de pillar el Izangoan y me lancé. Mi idea era tener un «garito» donde se escuchase la música que me gustaba y punto, no tenia ningún plan de viabilidad ni un estudio de marketing,  no tenía ayudas, no tenia nada más que mi fuerza de trabajo, mi energía y muchos sueños.

Izangoan, La Nube, otro local en Deusto de tu época en el Izangoan del que ahora no recuerdo el nombre, Satélite T,  Nave 9… ¿Qué destacarías de cada uno de esos locales que has pilotado y pilotas?

Izangoan fue el primer amor, jamás haré cosas tan locas como las que hice allí ni sentiré nada igual, era «virgen» en todo lo referente a la hostelería, la noche, la música, los conciertos, la fauna nocturna… era solo aprender y absorber. Allí empece a tratar con la policía, sobre todo por el tema horario y mi cruz, el volumen de la música.

Monté de todo,  playas artificiales,  fiestas de temática hortera y bizarra… el garito se inundaba cada dos por tres, la gente se abría la cabeza con la viga que había en mitad del bar o se caía por la escaleras del baño, nos disfrazábamos a menudo y allí me pegué la ostia más grande de mi vida, me reventé la cara, me fracturé la nariz, el parpado me quedó reventado y el labio entre los dientes… menos mal que me había quitado el disfraz de cura unos minutos antes, porque si me llevan de esa guisa a urgencias hubiese sido la bomba. Pero al día siguiente fui al bar porque se había inundado para variar. Y te podría contar mil cosas más, estuve 6 años y pico, nunca he durado tanto en un bar. Por cierto, el último día en la despedida final, cómo no,  apareció la policía y me «ayudó » a cerrarlo, y esta vez sí que se lo agradecí porque aquello hubiese sido un akelarre.

Cuando dejé el Izangoan, me dediqué un tiempo al Plan B, se llamaba así porque la policía me cerró el Izangoan justo en unas fiestas de Deusto y necesitaba hacer algo, así que pillé un restaurante vegetariano que había justo detrás y al lío. Con el tiempo se asentó y dábamos comida casera que hacia mi amatxu, aquí conciertos y música poca, pero porque era imposible.

Luego estuve un año a cargo del Gasteiz en Santutxu , por que Willy tenia problemas de salud y tuve el honor de llevarlo durante 12 meses, aquí también montamos alguna buena como los videos de Txarly Braco & Mamacreas, alguna que otra pinchada y también algún bolo, cómo no.

En esa época también abrí un bar en Barrenkale Barrena, LA CASA DEL HURACAN, duró unos meses. Sabía que no iba a durar, pero me apetecía meterme en ese jaleo, la putada es que no fue la época adecuada, pero guardo un muy buen recuerdo de esos meses y de lo que hicimos.

El siguiente fue La Nube, en el páramo musical que es Santutxu hoy en día, parece mentira que el barrio con mas densidad de población de Bilbao tenga tan poca oferta de ocio para sus habitantes. Yo veía un vacío en mi barrio en tema de conciertos y club nocturno, así que junto a Jorge nos pusimos manos a la obra y conseguimos hacernos un hueco rápidamente, eso sí, con trabajo, muchos chupitos de Hellatina, performances en la barra, un baúl lleno de disfraces que la gente lo compartía y muy buen rollo. Había algunos bares reseñables con una inquietud en lo musical  como el Zarata y el Luber, pero tenían problemas con los directos, así que nosotros aprovechamos la oportunidad y ahí siguen programando lo que pueden con energía, gusto y contra viento y marea .

Despues monté el Satelite T, volví a Deusto. La gente me decía que estaba loco, que la zona había muerto y que no tenía futuro. Aposté por la comida, los conciertos muy cuidados y el Rabba Rabba Hey! , nadie daba un duro por montar conciertos con bandas grandes los domingos por la mañana y mira ahora. Fueron dos años de curro, curro y curro, acabé asqueado, cansado, con ataques de ansiedad que en mi vida pensé que tendría y decidí dejarlo. Eso sí, nadie me quita el haber montado un garito de referencia a nivel nacional en lo musicalmente hablando y apostar por bandas que a día de hoy son de lo mejorcito que puedes ver en un escenario a un nivel medio, claro está, y pongo como ejemplo a The Baboon Show, que nos jugamos la pasta en sus dos primeras giras en Euskadi, o los  Lie Detectors, una banda que siempre hemos querido programar y no vinieron mas porque no han querido.

Ahora estoy enfrascado en la Nave 9 que es el bar del Museo Marítimo de Bilbao y estoy encantado. El apoyo por parte de la dirección del Museo es total y creo que sera una unión productiva. Estamos  haciendo cosas muy lentamente, pero estoy convencido que pronto asentaremos un proyecto con vistas a un futuro prometedor a todos los niveles (música, gastronomia…). El Rabba Rabba Hey! en el interior en invierno y en la terraza en verano está funcionando muy bien y el auditorio del museo es la mejor sala de la que he dispuesto jamás. Además el bar permite montar conciertos y fiestas de pequeño formato sin ninguna molestia y pronto daremos alguna sorpresa.

Habrás vivido grandes éxitos y descalabros en cuanto a venta de entradas. ¿Qué bolos resaltarías entre los más rentables y cuáles no fueron como esperabas y seguramente merecían?

Pues éxitos reseñables, más que económicamente, sobre todo en el conjunto de programación musical que hicimos en el Satélite T en las tres fiestas de Bilbao que estuvo a mi cargo, creo que fue para sentirse orgulloso.

Descalabro, siempre me acuerdo del festival que monte con los Ilegales en la sala Santana, no quiero ni saber lo que palmé, pero no me vine abajo y monté otro en el Plateruena de Durango, lo llamé «Invierno Caliente», con bandazas como Los Coronas, Chico Boom, Los Padrinos y creo que Boogie Punkers… pero me dejó frío el bolsillo.

Tengo especial recuerdo de la primera vez que traje a MAD SIN al Antzoki con Rafa Northern Rockers  y todo lo que monté con Tonino en nuestra productora Pichones Producciones (lo de «pichones» nos lo puso el Pela porque decía que eramos unos primos y nos timaban siempre).

Artistas y bandas que tengas la espinita de no haber conseguido aún…

Hay un montón, pero sobre todo tengo la espinita de los que ya no están en activo o de los que se me escapan (por ahora, jajaja) de mis posibilidades. Siempre quise ver a Aerobitch en directo, molaría que se juntasen Los Clavos, BB sin Sed y Aerolíneas Federales han estado en la agenda pero no ha salido, hay multitud… Pero un día lo logré, por fin pude traer a NCC, posiblemente la banda que más he visto en directo junto a todas las formaciones de Evaristo Paramos, que también casi, casi lo llevo al Satélite T.

Descubrimientos musicales recientes que quieras compartir con nosotros..

Así, en caliente, no voy a decir ninguno, hay montones… solo en Euskadi diría que hay más de 40 bandas que hacen muy, muy bien, las cosas para mi gusto y me imagino que otras tantas en estilos que no sigo. Que la gente te siga a ti y a propuestas como la vuestra que hacéis una labor encomiable en este sentido de divulgación.

Termina la frase: la escena de salas en Bilbao es…

Descompensada en muchos aspectos

Y también esta: el público bilbaíno puede describirse como…

Escaso, salvo en conciertos que son más actos sociales que conciertos de música como tal.

¿Qué requisitos debe cumplir una banda o promotor para que estudies que actúe el grupo en la Nave 9?

En alguno de los espacios simplemente el rendimiento económico, pero porque no depende solo de mí. En otros, que pueda despertar un mínimo  de interés en la gente, por el bien de la banda, el mío y de la sostenibilidad del proyecto. También puede que me guste mucho, me líe la manta a la cabeza y ese mes no me importe arriesgar parte de mi sueldo.

Cuéntanos algo también de tus pinitos como cantante…

Mis pinitos como cantante se resumen en que tengo amigos a los que no les importa que les destroce 5 o 10 minutos de su actuación. Ojalá tuviese una voz medianamente decente para subirme a un escenario y cantar un concierto completo, pero no es el caso. No hago bien ni el playback en los vídeos que rodé con las Mamacrea.

Para finalizar, y estando como estás metido en mil fregados, ¿tienes alguna novedad o sorpresa en los próximos meses que nos puedas desvelar o adelantar?

No tengo nada… por ahora, pero mañana igual sí.

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