Hablamos con Iñaki Uoho unos días antes de que tenga lugar el concierto de Bilbao, el 30 de diciembre, en la mítica sala Santana 27. No duda en mostrar su satisfacción por cómo está yendo hasta ahora una gira en la que, reconoce, están disfrutando «los de arriba y debajo del escenario»
«La verdad es que la gente que viene a vernos a estas alturas ya sabe lo que se va a encontrar. Ya lo sabe, y no, porque es un proyecto nuevo, canto yo… pero bueno, como cualquiera que tenga una banda de rock, hay gente a la que le mola lo que hacemos, y a la que no. A nosotros los que nos está dando muy buen punto es que a quienes les gusta, les gusta mucho. Me encuentro y estamos bien, haciendo lo que nos gusta y dando forma a algo. En los conciertos que estamos dando se lo está pasando bien todo el mundo, los de arriba y los de debajo del escenario. No vamos a quejarnos», apunta el guitarrista, ahora también en las voces de su nuevo proyecto.
Gira que está yendo muy bien y que llega este viernes a Bilbao, en un bolo que seguro que es muy especial para ti y la banda.
Hombre, cualquier concierto en Bilbao para nosotros es especial. Hace poco hablaba con Fito: toca en Madrid, en Las Ventas, hace conciertos gigantes en Barcelona, en América, pero llega a Bilbao… y ese es el concierto que es la hostia. De momento ya le hemos dicho a la sala que nos deje un poco más de tiempo del que suele dar por si el concierto se alarga.
Hablabas antes de que estabais disfrutando mucho. Y eso es muy importante, disfrutar con lo que haces. Y que te dejen disfrutar.
Lo más importante en cualquier faceta artística o pseudo-artística es, efectivamente, disfrutar con lo que haces, porque si no difícilmente podrás transmitir algo a otra persona. Siempre tienes que creer en lo que haces para poder transmitir a los demás una sensación de disfrute, o algo palpable.
«Interpretaciones» suma ya millón de reproducciones en Spotify en poco más de medio año. ¿Te esperabas que este proyecto, Uoho, despegara tan rápido o pensabas que iría más poco a poco?
No sé interpretar esas cifras de Spotify, me han dicho que están guays, pero desconozco si son grandes o normales. Está claro que no empezábamos de cero, pero estamos sentando una base. Yo esperaba que tuviera cierta aceptación, y creo que la cosa está yendo por su sitio. Que haya gente a la que le interese está muy bien. Trabajas y te esfuerzas por intentar llegar a alguien, y llegar bien, desde luego no a todo Dios, porque es imposible.
Un disco que va mucho más allá de un acercamiento al legado de Extremoduro.
Decidí no explotar que he estado 30 años en Extremoduro, simplemente estoy dejando una muestra de lo que hice ahí. De hecho, en el concierto pueden dedicarse un 15% de temas a Extremo, y hay una canción de cada 8-9 en «Interpretaciones». Estoy haciendo lo justo, lo que me pide el cuerpo. Lo que hice en Extremoduro no es ahora mismo más relevante que otras cosas. Está también el trabajo en Inconscientes y Platero que ahora ya se encuentra a la misma altura para mí. Llevábamos más tiempo sin tocarlo, sin hacerlo, y en algunos aspectos me está emocionando más. Lo que tenía era un poco de mono de rock and roll.
Hablando de Inconscientes, ¿consideras que se le dio el suficiente valor y reconocimiento a esta banda?
Inconscientes se debía a la gente que la escuchaba. Para empezar no sé si nosotros mismos le dimos el suficiente valor. La última gira sufrí un accidente y la tuvimos que suspender, y luego terminarla de aquella manera. No fue un grupo con suerte, aparecía, desaparecía, cubría huecos de Extremoduro…. Si el grupo no fue suficientemente apreciado habría que mirar primero lo que hicimos nosotros mismos.
No sé si eso de inconscientes fue más que el nombre de un grupo, y también se puede trasladar a la decisión de montar un sello discográfico, Muxik. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
Sí, Robe y yo sabíamos que el negocio de los discos iba de cráneo, iba atolondradamente hacia abajo (risas). Estábamos en un parón creativo de Extremoduro, con ganas de hacer cosas, pero no nos salían las canciones que queríamos… para mantenernos activos en nuestro ámbito nos lanzamos con el sello. Perdimos el tiempo y el dinero que teníamos que perder, y ya nos rajamos. La historia es muy simple, una historia romántica.
Volvamos al hoy, y a Uoho. ¿Es más o menos complicado de lo que pensabas llevar la guitarra y las voces a la vez en este proyecto?
Me di cuenta que iba a ser un lío tremendo tocar guitarras que están haciendo varias cosas en un tema, y a la vez cantar también. Pero me fue pareciendo un reto, algo que me iba a llevar la cabeza a dos partes, y a tener más probabilidad de fallar, lo que da más emoción a un directo. Hay pasajes en los que la guitarra está en una cosa, la voz en otra, y hasta yo flipo. Para mí es uno de los retos más guapos que tengo ahora.
Bilbao pone punto y final a la trayectoria de Uoho en 2022. ¿Cuáles son los planes para 2023?
A estas alturas tendríamos que haber terminado la segunda parte de «Interpretaciones». Por cosas familiares no ha podido ser, pero ahora tenemos ganas y necesidad de retomarlo y terminarlo. Los dos primeros meses del año los vamos a dedicar a seguir tocando «Interpretaciones» y los diez siguientes a tocar y dar forma a lo nuevo.
Si ahora mismo tuvieras que hacer una criba y mantener en tu casa sólo unos discos, ¿qué bandas tendrían que estar sí o sí en ese listado?
Siempre me gusta decir que soy más de discos que de bandas. Hay grupos que tienen un álbum que me flipa y el resto de su discografía, pues bueno… En cualquier caso, no quitaría nunca de mis bandas favoritas a ZZ Top, Pink Floyd, AC/DC… hay muchas… Aerosmith, Los Rolling Stones, Led Zeppelin… es que hay muchos grupos que tienen que estar, si no todos los discos, sí un puñado de ellos. Los que han llegado a ser muy grandes, en el 99% de los casos es por algo. Todos estos grupos han sido maestros por todo lo que han hecho y nos han enseñado a los que estamos en esto de la música.
¡Leño también, qué coño! Barón Rojo, que éramos unos chavales, Alarma, Cucharada…
Y tampoco podría quedarme sin mis discos de música clásica de Bach, Beethoven, Mozart…
Y ya para acabar. Has comenzado diciendo que en esta gira lo estáis pasando muy bien los que estáis encima del escenario, y los que están debajo. Como espectador, ¿qué concierto que te venga ahora mismo a la cabeza recuerdas haber disfrutado mucho?
Recuerdo uno de James Brown en Vitoria, que fue alucinante. Es el primero que me ha venido a la cabeza. Mira, te voy a dar dos. El de James Brown y uno de la Quinta Sinfonía de Beethoven con la Orquesta Sinfónica de Budapest, en Madrid, que me puso todos los pelos del cuerpo separados de la piel.