Texto. Mikel Fernández (SurimiWorld).
Escasos dos meses después del último trabajo de Dream Theater nos llega el nuevo trabajo de su teclista, el virtuoso Jordan Rudess, en una muestra de furor compositivo sin precedentes. El incansable Jordan se encarga de los teclados (evidentemente), pero también de las voces principales, guitarras y las tareas de producción del disco. Vamos, que de tiempo ha estado justo últimamente.
En esta aventura le acompañan Alek Darson, estudiante de Berkelee, que tiene un par de discos de metal progresivo y aquí ha metido guitarras y bajos; los baterías Marco Minnemann, Rod Morgenstein y Elijah Wood; los guitarristas Vinnie Moore, John Petrucci, Guthrie Govan o Joe Bonamassa, contribuyendo con sus respectivos solos; y a las voces colaboran en algunos temas James LaBrie y Marjana Semkina (de la banda de cámara Iamthemorning), . Un plantel que reúne gran parte de lo más granado del mundillo del prog rock/metal.
Musicalmente ya sabemos qué esperar: rock progresivo, con algún ramalazo más metalero, pero también guiños al AOR de los 70, al blues o al swing. Una verdadera ensalada sonora de la que, sin embargo, consigue salir airoso. Con semejante alineación cabe decir que instrumentalmente no hay un solo fallo en todo el álbum. Quizá lo más flojo es la voz de Jordan Rudess, pero es que no podía hacerlo todo bien. Tampoco es que desentone, pero está claro que fuera de aquí no creo que tenga mucho más recorrido.
El disco tiene dos partes. La primera la forman las dos partes del tema Wired for Madness (divididos a su vez en 3 y 7 secciones) y que suenan seguidas, mientras que el resto son temas sueltos sin elación entre ellos. Dado el carácter prácticamente instrumental de la primera parte, es difícil fijarse en secciones. Pasamos de riffs metaleros a partes atmosféricas prácticamente sin solución de continuidad, pero curiosamente sin que sea brusco o forzado, sino de una forma natural que precisamente permite esa continuidad en el tema.
Los temas sueltos son aún más eclécticos si cabe: hay dos baladas a base de piano (Off the Ground y Just for Today), temas de aire progresivo como Drop Twist, Perpetual Shine (que al principio parece música de un programa de TV ochentero) o Why I Dream (más alegre y popero), y Just Can’t Win, un cambio total de registro hacia el swing, muy buen tema.
Curioso disco que hará las delicias de los seguidores de Dream Theater y en general del metal progresivo, aunque requiere una cierta amplitud de miras para disfrutarlo en todo su esplendor. Desde luego sirve como prueba de que Jordan Rudess es uno de los genios actuales de la música popular, siempre que no cante.