Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).
Nueva obra de estos canadienses, que a lo tonto ya suman su decimotercer álbum (si no se me ha olvidado contar). Activos desde principios de los 90, su popularidad ha pasado por todo tipo de fases hasta llegar al momento actual, en el que parece que gozan de un cierto reconocimiento.
Dicho momento tuvo bastante que ver con su fichaje por Nuclear Blast, que coincidió con un cambio en su sonido. Y es que Kataklysm se caracterizaron en sus inicios por un death metal técnico y ultra rápido, hasta el punto de acuñar el término Northern Hyperblast para referirse al mismo. Hoy día puede decirse que ese Hyperblast es cosa del pasado, habiendo mutado hacia un death metal más melódico que técnico. Habrá a quien no le guste el cambio o que opine que se han vendido: esto sigue siendo death metal, vale que más accesible, pero no creo que Kataklysm acaben sonando en la radiofórmula.
El disco suena de lujo. La producción es increíble, con un sonido nítido y cristalino que hace que no se escape un solo detalle de la mezcla. El único pero que se le puede poner es que es un sonido que a veces puede ser demasiado “moderno” y desprovisto de personalidad, demasiado cerca del metalcore. Esta renuncia al sonido más personal que tenían Kataklysm es lo que entiendo que peor puede sonar al fan de los primeros trabajos.
El disco por lo menos es variado. Tenemos temas más melódicos como Guillotine, Outsider y The Last Breath I’ll Take Is Yours; Otros más “modernos” como Narcissist o What Doesn’t Break Doesn’t Heal; y temas que conjugan ambas facetas como Born to Kill, In Limbic Resonance o Bend The Arc. Variedad hay, como se puede ver, pero ningún tema deja marca, no hay un riff o melodía que se quede grabado.
No está mal, es intenso, rápido y está bien tocado, pero no tiene nada “especial”. Su mayor problema radica en no saber exactamente qué estamos oyendo, si un disco de death brutal, melódico o de metalcore. No es nada del otro mundo, y creo que está por debajo de las expectativas que uno se hace al escuchar el nombre de la banda. Hoy por hoy es mucho más interesante el proyecto paralelo del vocalista, Ex Deo, que estos “nuevos” Kataklysm.