La artista norteamericana Sarah McCoy, una de las figuras más extravagantes de la música contemporánea, descubierta en París por el afamado pianista Chilly Gonzales, acaba de publicar su segundo álbum, «High Prietess».
Un trabajo producido por el propio Chilly y por el veterano productor Renaud Letang (Feist, Keren Ann, Charlotte Gainsbourg…) en el que expande sus fronteras estilísticas más allá del blues.
Sarah McCoy estará presentando este disco en Barcelona hoy, 11 de abril, (Ciclo Caprichos de Apolo, Sala Apolo) y el viernes en Madrid (Instituto Francés).
Todos hemos cambiado en estos últimos años de profundo aislamiento. Sarah McCoy, por su parte, ha construido en su singular universo la arquitectura de un álbum que expone «la disección y el cuestionamiento de uno mismo y de la salud mental con un doloroso pero suave cuchillo musical». Es un álbum «termonuclear», dice, con bajos profundos y burbujeantes, sintetizadores, beats, pianos oscuros y, por supuesto, su siempre inquietante encantamiento vocal que desafía las supuestas certezas de la realidad y da texturas postapocalípticas al conjunto.
A Sarah McCoy no se le queda pegado por mucho tiempo ningún género. En sus propias palabras: “No estoy segura de que alguien pueda definir el género de este disco, pero es sorprendentemente cálido y acogedor por la intensidad de la música. Se trata de la atmósfera en la que nacieron y crecieron sus canciones. New Orleans es una anomalía muy específica en los Estados Unidos, y fue ahí donde alimenté la sombría música de Blood Siren, como en un bar embrujado en el fondo del mar e iluminada como con la cabeza en las nubes. Con éste nuevo álbum, los pies están al suelo. Cuando canto este álbum estoy abordando algo muy distinto. Es una disección de mi relación personal conmigo misma”.