Núria Graham: “Marjorie” (El Segell del Primavera)

Lo siento. Ya sé que no soy el 1º en destacarlo. Ni siquiera es la 1ª vez que yo mismo hago alusión a ello. Pero es que realmente la madurez alcanzada por Núria Graham a tan joven edad vuelve a ser algo absolutamente remarcable. Lo mencioné hace poco más de 2 años con su gran reválida, “Does It Ring A Bell?” (El Segell). Pero es que acaba de entregar su obra de total consagración como artista vigente y actual, pero también de largo recorrido y sólo tiene 23 años.

“Marjorie” es un disco cargado de naturalidad y sencillez relativa. Ese nombre es el de su abuela paterna irlandesa a quien le brinda el disco aunque no la llegara a conocer. En su día hasta pensó actuar con dicho nombre artístico antes de la mayoría de edad. Núria es plenamente consciente de todo lo que lo envuelve. Controla totalmente el proceso y por eso han sido también importantes los sucesivos viajes a Irlanda a la hora de empaparse de los sonidos que rondaban por su muy bien amueblada cabeza.

En su anterior disco hablábamos todavía de referencias como los interesantes y mutantes Mac DeMarco o Cass McCombs (bueno estos los citaban desde su sello directamente), pero también citábamos clásicos anteriores como Radiohead o Lou Reed al tiempo que decíamos que amenazaba a su paisana Joana Serrat, a la que creemos ya le ha cogido la delantera. La catalana Graham canta como nunca, con una gravedad y una experiencia impropias de su edad. Creemos que no es necesario destacar muchos temas especialmente. Ninguno baja del notable y hay varios absolutamente remarcables como son ese ‘Connemara’ con su muy particular y original historia. Lo ha escogido como primer single aunque sea uno de los temas más relajados del mismo y tiene un encantador halo nostálgico. Desprende delicadeza y elegancia y cuenta con un excelente estribillo. Otro punto especial del nuevo disco es que ha sido mayormente compuesto con el piano, mientras para los otros fue la guitarra el instrumento primordial para estos menesteres. Se ha implicado más que nunca en la grabación y se lo curró mogollón a nivel de maquetas para tener una buena base y poder grabar rápidamente y con naturalidad, como ya hemos mencionado.  Me encantan y me han sorprendido las dos únicas versiones del disco. La primera es ‘No Returning’, compuesta por su tío y elegida para finalizar el muy familiar trabajo. Otra vez sensible y elegante. Muy buenos teclados y demuestra que puede alcanzar a seguidores de músicas más comerciales como Sade o Alicia Keys. La otra es tan personal o más ya que se trata de un ‘Toilet Chronicles’ compuesto por su ex pareja para su grupo Power Burkas, hablando de su relación con el halo de una encantadora melodía. Por cierto que tiene un reciente videoclip en el que Núria pone en gran valor a la escena local con destacados nombres como Chaqueta de Chándal, Ferrán Palau o Louise Samson, entre varios más.

Pero Núria también dice estar influenciada por artistas clásicas como Joni Mitchell, Carole King, Laura Nyro. También se nota su pasión por el northern soul o por compositores espléndidos como Burt Bacharach o Todd Rundgren. Todo ello sin olvidarse de su favorita más reciente, una Karen Dalton que merece la pena conocerse mejor. Ella habla de disco terapéutico y es tan poderosa su capacidad de sanación que puede “curar” también a muchos oyentes que se sumerjan plenamente en su música, en sus arreglos y en sus trabajadas letras. Otra canción que brilla es una hermosa ‘Shirley’ que pudiera haber estado en su disco anterior. No ocurre lo mismo con una eufórica ‘Do You Wanna Wake Up For A While Everyday’ que suena radiantemente actual y que contagia ganas de saltar y de vivir. Esta coincide también con ‘Heat Death’ en el logro de magníficos estribillos para ambas. Melancolía y destacados teclados en el personal tema ‘Marjorie’ y otro más que posible single para un ‘Another Dead Bee’ con una solead melodía pop que puede llegar igual a un seguidor de Young Marble Giants que a uno de Fleetwood Mac con Stevie Nicks al frente.

Sobre el Autor

Txema Mañeru
Periodista incombustible y melómano desaforado, como demuestra desde hace años en ORPHEO, así como en El Giradiscos o Ruta 66.
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