On the Record: Igor Paskual

Texto: ORPHEO.

Qué decir de Igor Paskual, uno de los guitarristas españoles de rock más destacados de los últimos años, certero músico con mayúsculas y prosista también y, como demuestra en esta nueva entrega de On the Record, melómano declarado. Su último trabajo, el muy notable «La Pasión según Igor Paskual»…

¿Cuál fue la primera canción o disco que te enganchó?

Así a lo bestia fue “Money” de Pink Floyd. Tenía once años, vivía en Avilés y el padre de un amigo que había sido músico, poseía una colección de discos increíble. Por las tardes, me iba a su casa a escuchar lo que tenía. Ya me gustaban algunos grupos de una manera muy poderosa y dibujaba todo el rato escenarios y portadas… Pero cuando puso “Money”… Sólo con el loop de entrada y el riff de guitarra del principio ya supe que eso era a lo que me quería dedicar.

¿Y las primeras bandas o artistas de quienes te hiciste ferviente seguidor?

Pues eso, Pink Floyd fue una de ellas. Pero entré rápido en otras. Los Beatles no tardaron en en llegar. Pekenikes, una banda española de los sesenta que escuchaba mi madre y encantaron. Ilegales desde el colegio. Van Halen… Luego llegaron Stray Cats que fue un punto de inflexión para mí.

¿El primer álbum que te compraste?

Puede que “Dark Side of the Moon”, aunque ese no sé si se lo pedí a mis padres. Muy posiblemente fueran uno de Eddie Cochran y otro de Chuck Berry, sé que compré uno primero y el otro después. No sé en qué orden. A día de hoy, pocas cosas me han impactado más. Son dos discos que aún escucho con fervor.

¿Y el primer concierto al que acudiste? ¿Qué es lo que más recuerdas de él?

Uno de una banda asturiana que se llamaban IXVXV o algo así. Eran muy famosos en Avilés. Guitarras eléctricas y gaita. Mi madre se acercó hasta el gimnasio al que iba para darme permiso. Yo tenía doce años y ya me volvía loco la música. Como me pegaban, mi madre me apuntó a Taekwondo. Se me empezó a dar bien porque era delgado y muy ágil y me escogieron para ir a competiciones; entrenaba todos los días y como me flipaba la música y ya tocaba algo la guitarra, los mayores del gimnasio me pasaban cintas y es ahí es donde descubrí a Van Halen. El caso es que toda la ciudad hablaba de ese concierto, y yo que vivía lejos (en Versalles, ¡A sólo quince minutos del centro! ¡Lejísimos!) no podía ir. Pero mi madre me dio permiso. Lo vi en primera fila. No sé, sólo el sonido de guitarra eléctrica era como viajar por el espacio. Era como entrar en otra dimensión, el volumen, la plaza llena…Otra confirmación más de que eso era lo mío. Luego ya fueron Los Locos, que me encantaban.

Idem con el primer bolo que realizaste… ¿dónde fue y con qué edad?

En el colegio, en fin de curso. Teníamos un profe de música que organizaba la fiesta de cierre del con escenario y micrófonos. Cuando eres pequeño, esas cosas, las das por hecho, pero todos sabemos lo que cuesta organizar algo, por pequeño que sea: llamar a la gente, alquilar el equipo, que te aprueben el presupuesto… Era un colegio de mil alumnos. Flipa. Era la época de emigración total, de gente que había llegado para trabajar en ENSiDESA, una fábrica de acero…El asunto es que te apuntabas y tocabas. Yo monté una pequeña bandita, no de rock, y tocamos tres canciones mías. Yo sólo tocaba la guitarra, de aquella iba de líder en la sombra. Y tuve la mejor sensación de mi vida. Descubrí mi sitio

Concierto más especial que has ofrecido hasta ahora…

Ups. En la sala Eleve con Babylon Chàt, sentí que cumplía un sueño… El del BEC con Loquillo fue un punto de inflexión, recuerdo estar con el Loco en mi casa mirando DVDs para ver cosas de escena, todo. Salimos muy reforzados. Un punto clave. En solitario cuando toqué en el Serie Z, no era habitual que me llamasen para un festival y fue muy guay, pero el de la sala BARTS de Barcelona cerrando la gira de “Tierra Firme” fue redondo. Vinieron todos los del Popular 1, la revista con la que yo había crecido… También del Ruta. Se creó algo increíble.

Lo mismo con disco y/o canción, si es que puedes elegir…

Cuando compuse “El corazón del hielo” … O “Bebemos”… ya eran otra cosa, se traban d tenía algo que decir y sabía decirlo. Tardé mucho en resolver “Bipolar” porque armónicamente tiene mucha tela, y al terminar fue de lágrima. Hay canciones que les veo la dimensión al cantarlas y no tanto cuando las escribo. Me pasó con “Dios es colombiano”, ahí sentí que tenía algo entre manos muy importante.

Alguna anécdota que te venga ahora mismo a la cabeza vivida durante algún bolo…

Caerme de lo borracho que iba y poder seguir tocando.

Como espectador, ¿con qué concierto has disfrutado más?

El que más aprendí fue el de Johnny Haliday en 2003, en el Parque de los Príncipes de París. Al lado de ese concierto, los Stones, Springsteen parecían principiantes. Pero el que más me llegó fue el Ginger de los Wildehearts en Oxford, en acústico. Qué repertorio, qué sentido del humor, qué clase, qué todo. Por sonido, Stray Cats en 2004, Razzmataz, muy bestia.

¿Cuál o cuáles serían los discos que más has escuchado hasta el momento?

El primero de Stray Cats, sin duda; tal vez, alguno de Ilegales, muchísimo el de Dwight Yoakam, ese que es sólo en acústico de 24 temas y “Chet Baker sings”. De lo que descubrí siendo más mayor, y por tanto, con menos años de escucha, aunque muy dentro de mí, “With Teeth” de N.I.N. y “Era vulgaris” de Queens of the Stone Age.

Una canción para venirte arriba…

“I wanna go where the people go” de The Wildhearts.

Una canción que siempre te lleve a la melancolía…

“This mess we’ re in” de PJ Harvey.

Fuera de discos y canciones, ¿qué lectura de temática musical recomendarías?

Creo que el que mejor resume todo es “How Music Works” de David Byrne. Muy bien reflexionado y explicado. “Una Historia de la música” de Howard Goodall es increíble y no sólo habla de rock. Accesibles los dos. Como biografía, recomendaría la de Johnny Rogan sobre Morrissey y Marr, “The severed alliance”, una lección magistral de cómo documentarse y escribir una bio. Escrito desde España, creo que se conoce poco sobre Brian Wilson, “Bendita Locura”. Es buenísimo.

Me flipa un libro de entrevistas que hay a músicos de todo tipo, desde cantantes de ópera, promotores de ballet, directores de orquesta, músicos de jazz y de folk…”Radio de acción” de Studs Terkel, muy bien traducido al castellano por Ignacio Julià. Y ya más académicos, cualquiera de Simon Frith o “British Rock modernism, 1967-1977, The Story of Music Hall in Rock” de Barry J, Faulk.

 

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