Texto: Carlos Molina.
De verdad que siempre es un auténtico placer charlar, si acaso sea vía e-mail como en este caso, con el zaragozano Mariano Casanova (fotos: Susana Iraberri), nombre grande del rock patrio, bien durante su longeva etapa con Distrito14 bien, como ahora, en solitario, siempre con grandes temas detrás. Ya lo reconocía hace 7 años nuestro compi Txema Mañeru en el extinto Blog de Orpheo. Por eso nos alegra mucho que forme parte de esta sección, On the Record. Con todos ustedes, el gran Mariano Casanova.
¿Cuál fue la primera canción o disco que te enganchó?
La primera canción de la que tengo recuerdo, te estoy hablando de cuando tenía 3 años de edad o por ahí, es “El Río” y también “Vuelvo a Granada”, ambas de Miguel Ríos, magníficas, pertenecían a un single que tenía mi madre entre su colección de discos. Las primeras que se quedaron en mí interior grabadas para siempre, seguramente serían estas dos. Pero más adelante, quizá con 8 o 10 años, recuerdo la fascinación que me produjo la banda sonora de la película “JesusCrisht Superstar”, que como dices fue lo primero que me dejó completamente enganchado. Venía en dos cassettes que uno de mis amigos y vecino me grabó en dos cintas vírgenes de su hermano mayor. ¡Ah! Y también recuerdo lo mucho que me gustaba la música de la serie Curro Jimenez.
Todas estas músicas de muy niño no me han dejado de gustar jamás. Me siguen emocionando mucho si las escucho.
¿Y las primeras bandas o artistas de quienes te hiciste ferviente seguidor?
Pink Floyd, Deep Purple, Santana, Triana…
¿El primer álbum que te compraste?
Los primeros años funcioné con cintas grabadas de mis amigos y hermanos mayores de mis amigos. Luego compré algunos discos que algún amigo me vendió de segunda mano. Después recuerdo encargar en El Círculo de Lectores “461 Ocean Boulevard” de Eric Clapton. Y el primer disco que fui personalmente a comprar a una tienda fue “U.K.” el primer disco de ese gran grupo llamado de ese mismo modo.
¿Y el primer concierto al que acudiste? ¿Qué es lo que más recuerdas de él?
Fue un concierto de Topo, teloneado por un grupo de Zaragoza llamado Pedro Botero. Posiblemente fue en el 78, cuando yo tenía 14 años. Curiosamente yo ya había hecho algunas actuaciones antes. Me apasionaba el primer disco de Asfalto, pero nada más sacarlo sus dos componentes principales (a mi entender) se marcharon del grupo y fundaron el grupo Topo y tocaban las canciones de aquél disco de Asfalto, ya que eran los compositores y voz. Primero me impresionó muchísimo el concierto de Pedro Botero, era la formación original, los hermanos mayores de los que luego continuaron con ese mismo nombre y que acabaron siendo más conocidos con una larga e interesante carrera.
Aquella primera formación tenía un cantante llamado Jesús Barcelona que no tenía nada que envidiar a Ian Gillan. Luego actuó Topo y aquellas canciones me elevaron al mismo cielo, especialmente mi preferida “Días de Escuela”. El concierto era en un pabellón que visto ahora parecería mentira que un gran concierto pudiera celebrarse ahí. Era el pabellón de San José en Zaragoza, que ha permanecido en desuso, pero en pie hasta hace un par de años. Yo regularmente no he dejado de pasear hasta allí, ya que siempre lo consideré un lugar sagrado. Aún hoy cuando paso por el solar donde estuvo no puedo evitar pararme y hacer una reverencia.
Idem con el primer bolo que realizaste… ¿Dónde fue y con qué edad?
Fue en la parte de arriba de las escaleras de la iglesia de mi barrio, en el porche, en el barrio de La Jota en Zaragoza, el 24 de diciembre de 1977. Yo tenía entonces 13 años y actué con mi primer grupo al que llamamos Zen. Ya entonces hicimos varias canciones propias junto a algunas versiones de Triana, Deep Purple, Santana, Moddy Blues, Rolling Stones etc. Los vecinos del barrio habían montado una enorme hoguera allí mismo, a unos metros frente a la puerta de la iglesia, después de la misa del gallo. El párroco nos permitió hacer aquél concierto que definió lo que iba a ser toda mi vida. A la mañana siguiente sentí que iba a dedicar mi vida entera a la música, como así ha sido y será. Aún hoy mantengo el contacto con aquél excepcional cura de mi barrio que fue quien nos dio la alternativa. Eran otros tiempos.
Concierto más especial que has ofrecido hasta ahora…
Aquél primero sin duda, seguido de un concierto que hice ya en solitario hace un par de años en un templo Zen en Japón. Fue un concierto fuera de programa que hice para la comunidad de aquel templo en la ciudad de Fukuoka, un templo situado en el mismo recinto del primer templo Zen erigido en Japón. Precisamente se cumplían 40 años de aquél primer concierto que hicimos de niños, con aquél grupo al que puse como nombre Zen ¿Increíble no? 40 años después de aquella primera vez estaba allí actuando en el templo Zen y haciendo dos giras en dos años consecutivos en Japón. También podría hablar de otros conciertos enormemente especiales como el de despedida de Distrito 14 en Zaragoza, que fue grabado por Juanma Bajo Ulloa para el largometraje documental Historia de un Grupo de Rock, o el concierto que hicimos Distrito 14 en el Teatro Heredia de Santiago de Cuba, o en el Aragon Ballroom de Chicago, o el del Monasterio de Veruela, en las faldas del Moncayo. En fin hay muchos.
Lo mismo con disco y/o canción, si es que puedes elegir…
Todos los discos de Distrito 14 me hacen sentir orgulloso, cada uno es un paso en el camino, cada uno tiene una historia apasionante que contar y en todos entregamos el máximo. Creo que conseguimos reflejar el espíritu de cada momento, cada uno responde a una época, yo creo que es algo semejante a las épocas que se suceden en el caso del trabajo de los pintores. Y por encima de todo me encuentro satisfecho con las canciones, ya que eso es lo primero, sin eso no hay nada. Pero lo cierto es que el disco del que me encuentro más satisfecho es sin duda mi primero en solitario “Al Final de la Ciudad Dormida” (2015) y la canción que considero mejor de todas cuantas he hecho en mi vida es sin duda “Eres” de ese mismo disco.
Alguna anécdota que te venga ahora mismo a la cabeza vivida durante algún bolo…
Hay cien mil. Quizá la que más significó para mí es cuando David Bowie se acercó a nuestro camerino a felicitarnos por el concierto que acabábamos de hacer en San Sebastián. Distrito 14 abrimos sus dos últimos conciertos en España en el año 1997.
Como espectador, ¿con qué concierto has disfrutado más?
Quizá Miles Davis en Valencia en 1985, también Pink Floyd en Madrid en 1988, Kevin Ayers en Zaragoza en 1981, o James Taylor en San Sebastián en 2009, o The Psychedelic Furs en San Sebastián en 1985, o David Bowie en la gira que abrimos para él en 1997, en fin, es difícil, son tantos. Pero especialmente el último de los Rolling Stones en 2014 en Madrid, por lo mucho que significaba para mí poder verlo juntos mi mujer y yo junto a nuestro hijo que entonces tenía 8 años de edad. Era la cuarta o quinta vez que veía a los Rolling en directo, pero esta vez estuve llorando de emoción casi todo el concierto. Espero que podamos ir este próximo junio de nuevo juntos los tres a ver a Paul McCartney, tenemos las entradas, pero no sé, seguramente se aplazará. Ojalá se pueda ir a ver, eso significaría que esta pesadilla del coronavirus ya ha terminado.
¿Cuál o cuáles serían los discos que más has escuchado hasta el momento?
Quizá “The Dark Side of The Moon” y “Whis You Were Here” de Pink Floyd. Llevan ventaja, no he dejado de escucharlos desde niño. Es lo que nunca me ha fallado, una base segura sobre la que sobrevivir siempre.
Una canción para venirte arriba…
“Still On Fire” de Aztec Camera.
Una canción que siempre te lleve a la melancolía…
Cualquiera del álbum “Lady in Satin” de Billie Holiday, su mejor disco para mí, y uno de los mejores y más grandes discos que he escuchado en mi vida. Comenzando por su primera canción “I´m a Fool to Want You” hasta el final.
Fuera de discos y canciones, ¿qué lectura de temática musical recomendarías?
El Sonido de Sinatra (Sesiones de grabación con La Voz 1939-1994), de Charles Granata. También me ha gustado muchísimo la autobiografía “Born to Run”de Bruce Springsteen, me encantó también la de Keith Richards titulada “Vida” y no quiero olvidarme de “Cosas que los Nietos Deberían Saber” de Mark Oliver Everett.
Novedades tuyas a destacar…
Llevo trabajando cinco o seis años en la composición de mi segundo disco en solitario. Hasta ahora no he encontrado el momento de ponerme a grabarlo, ya que mientras sigo encontrando esencia en la composición no paro esta parte inicial que es la que más me apasiona. Pero ya siento que ha llegado la hora de pensar en grabar porque la aparición del corona virus ha acabado con todo el proceso de composición, es el cierre. Ahora mismo no hay nada que cantar más por mi parte, solo ganas de que esta pesadilla que estamos viviendo pase y que pare tanto sufrimiento en los hospitales, que pare el sonar de las ambulancias que llega desde la calle, que pare el horror. Creo que es el período de mi vida en que menos música he escuchado y en el que menos ganas he tenido de tocar. Es imposible en este momento para mí componer nada, así que supongo que esto va a conllevar el final de un ciclo en mi vida y cuando salgamos de ésta haré una selección entre tantas canciones que tengo compuestas y me pondré a trabajar de cara a la próxima grabación, donde no habrá una sola palabra que haga referencia a estos días horribles. Y cuando hablo de días horribles, no me refiero al confinamiento, que no debería ser ningún problema para la mayor parte de la gente, sino por tanta muerte, tanta gente que está perdiendo a los suyos, tanto dolor, eso es lo grave de verdad, eso es lo importante ahora y nada más. Además de esto es descorazonador para mí asistir a tanta miseria humana, es increíble que haya gente que pretenda aprovecharse de ello sembrando odio y enfrentamiento.
Ojalá esto pase pronto, yo no creo en absoluto que esta debacle mundial nos vaya a hacer mejores a todos como sociedad, tal como estoy leyendo por ahí, no lo creo. Las personas de buen corazón, que creo que son la mayoría, lo seguirán teniendo, y los que no, lo tendrán aún más oscuro. Tratar de aprovechar en propio beneficio un momento como éste es la mayor bajeza moral que puede existir. Trataré de no perder mi fe en el género humano pensando en tanta gente que está arriesgando su salud y la de sus familias trabajando en los hospitales y en los distintos servicios que hacen posible que sobrevivamos a estos días nefastos.