Texto: Txema Mañeru.
Nuestro hombre de Massachusetts sigue con su evolución imparable que le ha llevado del folk más clásico al indie folk para acabar haciendo una música muy personal que sigue bebiendo de fuentes clásicas como Bob Dylan, CS&N, Van Morrison, los 2 Buckley, Nick Drake o The Band. Ahora en su séptimo disco se aproxima aún más al rollo psicodélico de Jim James, Bon Iver o Jonathan Wilson. Pero también se adentra en trances progresivos como los de Wilson, Fleet Foxes o los mismísimos y recurrentes Pink Floyd. Ha trabajado con productores del calibre de Ethan Johns, Jim James (My Morning Jacket) o Dan Auerbach (The Black Keys).
Ya en 2010 se llevó el Grammy al Mejor Álbum Folk por su cuarto disco, “God Willin’ & The Creek Don’t Rise” en el que se decidió por la autoproducción. Con su quinto disco, “Supernova” (RCA / Sony Music), también consiguió una gran repercusión y uno de sus mayores éxitos en formato single con la canción de igual título, ‘Supernova’. El todavía reciente y cautivador «Ouroboros» (RCA / Sony Music) fue el producido por un muy involucrado Jim James con su envolvente, psicodélica y, en algunos momentos, progresiva producción. Los más de 8 espectrales y sobrecogedores minutos de ‘Homecoming’ cautivaron a muchos seguidores del mejor Bon Iver. Buenos singles como el declaratorio ‘Hey, no Pressure’ y esos ecos progresivos a Pink Floyd o Steely Dan en una ‘In My Own Way’ con los fantásticos punteos de Jim James.
Ahora sigue navegando sin rumbo determinado pero sí muy personal en este séptimo disco, “Part Of The Light” (RCA / Sony Music) que tiene bastantes temas cargados de oscuridad y experimentación, pese a su título. Sólo 9 extensos temas pero que superan los 45 minutos de duración. En la banda de nuevo fantásticos músicos de Wilco o My Morning Jacket. Las canciones propias y cargadas a menudo de magia. Y desde luego muy alejadas de sus inicios más puramente folk. Comienza con la mágica melodía vocal de una ‘To the Sea’ que encantará a los fans del mejor Neil Diamond. Ambientes logrados y emocionantes con los teclados de Bo Koster y la pedal steel de Carl Broemel en ‘Paper Man’, ambos de la banda de Jim James, My Morning Jacket. Destacado trabajo vocal en todo el disco por el propio LaMontagne y con más brillo aún en un fantástico tema titular. También preciosistas momentos lentos y espectrales como los de ‘It’s Always Been You’ o ‘Let’s Make It Last’ con los dobles sintetizadores de Bo Koster y Kevin Raterman. En temas como estos o el sembrado single ‘Such a Simple Thing’ son de esos que te vienen el nombre de Pink Floyd o el más arriesgado John Martyn a la cabeza. Además en el brillante single ecos en las guitarras a Chris Rea, Mark Knopfler o J.J.Cale.
Pero es que además te aplasta con un tema eléctrico, rockero y contundente con ambientes lóbregos como ‘As Black As Blood Is Blue’ que suena casi como si fuera una versión de Black Sabbath. Algo de esto tenemos también en la rockera y progresiva ‘No Answer Arrives’. Al final volvemos a tener un disco arriesgado y hermoso que culmina en los más de 7 minutos de ‘Goodbye Blue Sky’. De nuevo parajes psicodélicos y arrebatos contundentes junto con otros momentos más relajados hacen que la audición sea muy placentera. ¡Gran disco de un gran artista totalmente consolidado y en proceso de permanente mutación!