Texto. Mikel Fernández (SurimiWorld).
Nuevo trabajo de esta banda noruega, una de mis pequeñas debilidades desde que les descubrí con el The Olden Domain. Han ido variando su sonido desde el black metal furioso de su debut a una especie de cóctel entre el metal progresivo y el black, mezcla que desde el Universal vienen depurando disco a disco.
Para Borknagar nuevo disco es sinónimo de nueva formación, quizá uno de los mayores lastres de su carrera. Esta vez el terremoto ha sido importante ya que se ha producido la marcha del vocalista Vintersorg, del batería Baard Kolstad y del guitarrista Jens Ryland. Cierto es que el núcleo duro se mantiene (Oysten G. Brun, guitarrista fundador y el teclista Lars Nedland), lo que acaba repercutiendo en que no hay grandes revoluciones en la composición de los temas. Y sin desmerecer para nada a Vintersorg, quien hizo un trabajo sobresaliente, ICS Vortex vuelve a asumir la voz principal, lo que siempre es una garantía y un guiño a los viejos tiempos.
El disco ha sido grabado entre el estudio del propio Oysten G. Brun (guitarras y voces), el estudio del teclista Lars Nedland (teclados, sintetizadores, voces), y en el Strand Studio (baterías). De mezclar todo esto se ha encargado el omnipresente Jens Bogren, posiblemente uno de los ingenieros más solicitados del mundo del metal. El resultado, evidentemente, es de una calidad tremenda, sonando todo compacto y equilibrado, dando el justo equilibrio a cada instrumento.
El disco empieza de formao espectacular con Thunderous. Predominio de la voz limpia, aire eminentemente progresivo, manteniendo aún así el ramalazo blacker. Le sigue Up North, que tiene un aire más de heavy metal clásico en sus primeros compases. Luego va cogiendo velocidad, pero se mantiene la voz limpia y el aire jebilón durante todo el tema. Completa el espectacular trío inicial The Fire That Burns, que recupera aires más cañeros y la voz rasgada, al menos en el inicio, mientras que el puente y el estribillo ya tienen un aire más progresivo. Es un tema que tiene un buen riff y un estribillo pegadizo.
A partir de Wild Father’s Heart, la balada del álbum, las cosas se vuelven más tranquilas, línea que mantienen Mount Rapture y Tidal, donde a lo largo de 9 minutos se alternan pasajes más rápidos con otros más reposados sin perder de vista la melodía y donde el juego de voces alcanza su máxima expresión. El fin de fiesta llega con Voices, tema lento, pesado y con una pátina de melancolía y oscuridad transmitida por la cadencia de la melodía vocal del tema. No tiene nada del otro mundo y sin embargo es contagiosa, seguramente de lo mejor del disco por todas las sensaciones que logra transmitir.
Me ha gustado bastante, a pesar de que en algún momento se aprecia un cierto estancamiento en algunas melodías o estructuras que, a la vez, suponen una seña de identidad del sonido Borknagar. Han encontrado un punto en el que se están cómodos y han dejado de explorar nuevos horizontes, al contrario que en discos anteriores. A pesar de ello, es un disco variado, profundo y que sin duda mantiene alto el pabellón.