Texto: Mikel Fernández (SurimiWorld).
Ya tenemos en nuestras manos, por fin, el décimo disco de estudio de los noruegos Dimmu Borgir. Lo suyo les ha costado, tras partirse la banda en dos con la expulsión de Vortex (recuperado para la causa en Borknagar) y Mustis (sumido en el silencio desde entonces).
Corría 2011 cuando presentaron su último álbum, el irregular Abrahadabra, tras el cual no se volvió a saber nada de ellos hasta la publicación en 2017 del directo grabado con la orquesta y coro de la televisión noruega. Un silencio que no hizo más que aumentar rumores sobre las capacidades compositivas de Shagrath y Silenoz una vez huido el teclista Mustis.
¿Qué nos trae este Eonian? Para empezar, es un disco más variado, en el que el black metal sinfónico no es el único protagonista del mismo, pero suena muy bien, en la onda del Puritanical Euphoric Misanthropia o el Death Cult Armaggedon, posiblemente los mejores de Dimmu Borgir. Vale, ya no están las voces limpias de ICS Vortex, pero las orquestaciones, que vienen de la mano de Francesco Ferrini (Fleshgod Apocalypse), además de recuperar la colaboración con Gaute Storas, quien ya colaborara con ellos en el citado Puritanical Euphoric Misanthropia.
Hay que destacar la increíble producción y mezcla del álbum, que ha corrido a cargo del afamado productor Jens Bogren y del vocalista Shagrath. Han conseguido un equilibrio perfecto entre las orquestaciones y las guitarras, que gozan de mayor protagonismo respecto del anterior Abrahadabra, además de tener un sonido afilado. La batería también suena muy bien, lejos del sonido artificial del Puritanical, que parecía propio de una Nintendo, y del protagonismo excesivo que tenía en la mezcla del In Sorte Diaboli.
Ese mayor protagonismo de las guitarras se aprecia ya desde el primer riff de The Unveiling, tema que sirve para abrir el disco, al que sigue el que fue primer adelanto, Interdimensional Summit. En su momento no me pareció nada del otro mundo y, sin embargo, gana puntos con cada escucha, sobre todo ese estribillo cantado por el coro. Igualmente potente es el riff de la parte central de Council of Wolves and Snakes, puro black metal. Otros temas del disco que merecen la pena son The Empyrean Phoenix y Alpha Aeon Omega.
En resumen, el parón les ha sentado de maravilla a Dimmu Borgir. Han logrado un álbum impresionante, muy trabajado y que no solo no decepciona, sino que les muestra en plena forma. ¡La espera ha merecido la pena!