Texto: Jon Ander Malda.
Fue entre finales de los 80 y comienzos de los 90 cuando apareció de la nada, un sonido acompañado de complicado significado y mucha rabia, que mezclado con poesía directamente arrancada de la garganta de un poeta, embriagó de gozo y rock en su estado más salvaje, a una generación entera.
Fue ayer cuando el grup, Extremoduro anunciaba su separación y final de su música. Su líder, Roberto Iniesta, se refirió a esta ruptura como un gesto honesto por parte de sus integrantes y como algo necesario para no caer en el sinsentido. Sin duda alguna, esta triste noticia ha conmocionado, no sólo a parte de esa generación rockera, sino también a muchos jóvenes de hoy en día que pese a no haber vivido los años duros de Extremoduro, disfrutan de la misma forma con sus canciones.
Todo comenzó con el famoso álbum, «Rock Transgresivo», ocho canciones en las que se mezclan ruido, buenos punteos de guitarra y hasta una jota al comienzo de la canción, »Extremaydura». Canciones de denuncia, amor y drogas. Todas las letras, salidas de lo más hondo del corazón de Robe Iniesta y cantadas con una voz que raspa como el alcohol más duro. «Jesucristo García», de ese primer álbum, fue y será para muchos, la canción que más represente a la banda. Pero en el 96, vino otro álbum que acabó de lanzar al éxito a estos músicos, y es que, el grupo no dejó de crear y apostar por algo nuevo en cada cosa que hacían. El álbum, «Águila», llegaba con canciones como, «Buscando una luna», «So payaso», o «Sucede», entre otras. Son canciones que han pasado ya a la historia por mezclar poesía con suciedad y que aún así, enamoran por su belleza intrínseca.
Las letras de Extremoduro no se pueden explicar o darle un significado exacto. Esto ya lo ha aclarado demasiadas veces su autor. Son complicadas porque emanan de los sentimientos y escapan en muchas ocasiones, a la lógica cuadriculada. Un grupo que nunca ha dejado de experimentar, no sólo en las letras sino en sus producciones. En 2001 publicaron el proyecto conjunto de Extrechinato y tú, que consistió en dar música a las poesías del poeta, Manolo Chinato. Extremoduro, Platero y tú y Manolo Chinato se unieron y sacaron temas como «A la sombra de mi sombra» o «Si el cielo está gris», un disco en el olvido, que sin embargo, esconde grandes joyas. Qué decir también del infravalorado «Pedrá», disco formado por una sola canción de 29 minutos, algo que pocos se atreverían a sacar adelante.
Sin duda, otra apuesta fue la de «La ley innata», álbum publicado en 2008 y formado por únicamente seis canciones, que forman una historia conjunta sobre los sentimientos del cantante contados de una forma muy íntima y sincera. Desde luego, es altamente recomendable escucharlo de continuo. «Dulce introducción al caos», «Primer movimiento: El sueño», «Segundo movimiento: Lo de fuera», «Tercer movimiento: Lo de dentro», «Cuarto movimiento: La realidad» y «Coda flamenca (otra realidad)», son las canciones que componen esta obra de arte. Para muchos, el mejor álbum de su carrera y para otros, una pista que indicaba que el final estaba cerca. Esto se debe a que este disco salió tras seis años de sequía y se aprecia un tono más equilibrado y tranquilo, ya no se escucha gritar a Robe y tampoco se puede categorizar como música rock. No obstante, cuenta con una gran experimentación musical y mucha calidad, además, se notan los años de experiencia sobre todo del guitarrista Iñaki Antón ( Uoho) y una calidad que eleva al grupo de nivel.
La obra de este grupo siguió hasta el día de ayer con álbumes como «Material defectuoso» o «Minoría absoluta» y por el camino se quedan varios como, «Somos unos animales», «Deltoya», «Iros todos a tomar por culo», «Canciones prohibidas», o el aclamado y de curiosa portada, «Yo, Minoría absoluta», con canciones que quedarán para la posteridad como «Standby», «A fuego», «La vereda de la puerta de atrás» o «Puta».
Es difícil en los tiempos que corren encontrar algo diferente en el plano musical. Las bandas punteras no crean, se dejan llevar por el trabajo fácil y no quieren o no saben hacer algo nuevo. Claro está, que hay bandas que lo intentan, pero la mayoría se quedan por el camino, pues tampoco el público parece que quiera cambiar demasiado de sinfonía. Hubo una época dorada en la que la industria musical explotaba cada año con sonidos nuevos y distintos,no obstante, todos esos grandes músicos o grupos, van cayendo poco a poco. Es por ello que, cuando una banda como Extremoduro se rompe, uno siente que la música tiene los días contados y que cada vez le quedan menos números.
¿Quién sabe? Puede que surjan grupos que como Extremoduro, que se atrevan a experimentar, a apostar por hacer cosas nuevas y elevar la música a otro nivel. Hasta entonces, nos conformaremos con el amplio legado de canciones que nos deja este irrepetible grupo.