Ray Connolly: “Ser Elvis: Una Vida Solitaria” (Alianza Editorial)

Libro Ser Elvis, una vida solitaria Alianza Editorial

Texto: Txema Mañeru.

Tiene que ser, y es, muy triste, ser una de las estrellas más grandes de la historia de la música y tener “Una Vida Solitaria”. Llegar a “Ser Elvis” para acabar en la más absoluta de las soledades y en un paupérrimo estado físico y mental. Está claro que esto le sucedió a “El Rey Del Rock” y Ray Connolly nos lo narra de manera precisa, sentida y, en muchísimos momentos, muy emotiva. Claro que para ello se ayuda de muchas entrevistas de calidad a músicos históricos y admiradores como Bob Dylan, Roy Orbison, John Lennon, B. B. King, Paul McCartney, Rufus Thomas o Carl Perkins. No faltan músicos y personajes todavía más cercanos a su vida e historia como el gran Mike Stoller, Boots Randlph, el canalla de El Coronel Parker o el mismísimo Sam Phillips.

Entre todos consiguen un nuevo y original semblante de este ícono del siglo XX. Connolly se despacha a gusto con su declive y degeneración en Las Vegas tras una vida llena de excesos, pero antes se acerca a los barrios pobres en los que Elvis creció y a las iglesias en las que adquirió su pasión por la música. De hecho, pasó de su explosivo y revolucionario rock’n’roll a acabar haciendo más góspel, country o esas estremecedoras baladas que a muchos, me incluyo, os gustan tanto o más que sus primeros pasos en la Sun dentro del genuino rock’n’roll.

Todo esto narrado de manera muy amena y con esas opiniones contrastadas de gente muy cercana o de otros auténticos gigantes de la música hacen que estas 440 páginas se lean con sumo agrado sin necesidad de ser un gran fan de Elvis. Algo que solo saben hacer los más grandes y que consiguió también hace poco más de 2 años nuestro Eduardo Izquierdo en su también recomendable “Elvis: El Regreso” (Lenoir Ediciones), centrándose más en su “Comeback Special” del 68.

El apartado fotográfico es espectacular y ahí varias fotografías a doble página realmente logradas y algunas de ellas muy poco conocidas, aunque no faltan tampoco algunas de las más emblemáticas. Ya en la Nota de Autor introductoria al libro nos describe la devoción y pasión que sentían por Elvis Bob Dylan y John Lennon y te emociona ver el grado de admiración que sentían por él. Me quedo con estas palabras de Lennon: “En el culmen de la histeria, aquello fue matador para nosotros los Beatles. Pero éramos cuatro para compartirlo. Elvis estaba solo. Solo estaba él. Debió ser insufrible”. Luego ya en el Prólogo nos desvela algunos de los problemas más graves de Elvis como el de sus compras compulsivas, su ruina económica debido a ellas o su espíritu autodestructivo.

También nos habla de la ambición del Coronel Parker o de que su famosa adicción a las pastillas pudiera haber comenzado incluso antes de ir a l ejército, algo que siempre se creyó que había sido muy posterior. Capítulos con títulos como “Lo único que conocí desde los dos años fue música góspel”, “Ese Coronel… es el mismo diablo”, “¡Si no me muevo, no puedo cantar!”, “Despierta, mamá, -despierta, cariño, y habla con tu Elvis” o “Lo único peor que ver una película mal es salir en ella”, por citar algunos, analizan los entresijos más importantes de la vida de Elvis. Sí, le encantaba el cine y le dolió muchísimo hacer esas películas, algunas de ellas realmente infames. Pero nos quedamos también con lo bueno. Grabó más de 750 canciones y la selección que hace Connolly en “Las mejores grabaciones de Elvis Presley” es muy acertada, aunque algunos añadirían varios temas más. Ser Elvis fue duro y solitario para El Rey del Rock, pero su música, sus canciones, su movimiento de caderas y su clase serán siempre historia, ya no solo de la música, y este libro es ideal para hacernos eco de todo ello y de su inmortal figura. ¡Elvis is alive!

«Ser Elvis, una vida solitaria», Ray Connolly (Alianza Editorial)

 Ser Elvis, una vida solitaria Alianza Editorial

Sobre el Autor

Txema Mañeru
Periodista incombustible y melómano desaforado, como demuestra desde hace años en ORPHEO, así como en El Giradiscos o Ruta 66.
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