Entre Bambalinas: Jorge Sánchez (músico)

Texto: Carlos Molina.

En “Entre Bambalinas” nos acercamos a aquellas otras patas que sirven para poner en marcha la carrera de una banda o músico: agencias de promo, promotores, managers, periodistas… y también gente como el simpático Jorge Sánchez, curtido bajista que se foguea actualmente en numerosas bandas. Con él repasamos una trayectoria que parte de lo más bajo para terminar firmando un background musical tan numeroso como elogiable.

La primera pregunta es obligada. ¿De dónde sale tu pasión por la música?¿Cuáles fueron tus primeros grupos y músicos favoritos?

Bueno, la verdad es que viene desde siempre. Tengo dos hermanos mayores y yo directa e indirectamente iba empapándome de la música que ellos ponían en casa. De uno mamaba el rock y el metal de los 70 y 80 y del otro una vertiente muy distinta, pop nacional y música clásica. Siempre he visto en ello que he tenido mucha suerte, porque me ha hecho muy tolerante y abierto a escuchar cualquier cosa que llegue a mis manos.

Actualmente, ¿qué bandas y artistas sigues?

Pues, sinceramente, estoy muy poco o nada puesto en la música más actual, así que mucha de la música que descubro procede de peticiones que me hacen mis alumnos. Eso no quiere decir que viva de espaldas al mundo en el que vivo. Sí puedo decirte que me han encantados los últimos discos de Robe, Estirpe, Shinova, Bunbury, Foo Fighters, Mando Diao… Soy muy seguidor también de Zaz, Calogero, Buika, Beth Hart… Pero esto te digo como que te digo Rodrigo, el mes que viene puedo estar escuchando cosas totalmente distintas. No sé, es todo muy variado pero de muy pocos sigo toda su carrera artística disco tras disco.

Y al margen de todo esto mucho flamenco. Prácticamente todos los días suena algo de flamenco en mis reproductores.

Esta pregunta la podría enfocar mejor mi colega Joseba Aizpurua, también bajista, pero ¿qué fue lo que te atrajo y atrae del bajo? ¿Tienes referentes o “maestros” en este campo?

En cuanto a la atracción por el instrumento lo primero fue el sonido tan grave que produce, que es como una droga para mí. Cuando supe que era el bajo quien daba esos sonidos tan graves y potentes aún no conocía su función dentro de una banda o una canción. Después ya entendí que este instrumento unía el mundo rítmico y el armónico, que la forma que tenemos de movernos al sentir el ritmo de una canción y de marcarnos los acordes y sus armonías como lo hace era gracias al bajo. Y ya me rendí a sus pies y terminé de perder la cabeza (risas).

Sobre los referentes, existen muchísimos que hacen que los bajistas sigamos unas corrientes y otras a la hora de crear la línea para una canción, o simplemente de engancharnos a la escucha de una línea que nos atrape. Por suerte hay millones de músicos de los cuales podemos influenciarnos, ya sea en música pop, rock, jazz, metal o un bolero mismamente si se tercia.

Aunque sí he de decirte que los bajistas que más me han impresionado provienen del mundo del jazz como Jaco Pastorius, evidentemente, o Richard Bona, Steve Swallow… Pero también los “capos” de las sesiones americanas como James Jamerson, Donald Dunn, Pino Palladino, Nathan East… En España mismamente tenemos a gente a la que he escuchado mucho como Nacho Mañó, Pepe Bao, Fernando Illán, Marcos Miranda, Jesús Bachiller “Bachi”, Javier Colina… Me dejo muchos, seguro.

Ahora mismo formas parte de varios proyectos, incluso si no me equivoco no das casi abasto, pero los inicios no fueron fáciles, compaginando el aprendizaje del bajo con profesiones varias y madrugones aún más varios. Cuéntanos algo de esos primeros pasos musicales.

Siempre tuve claro que quería dedicarme a esto, aunque no las tuviera todas conmigo. De tal manera que aquellas profesiones me las tomaba como “trabajos puente” en los que ganar dinero hasta poder establecerme en esta profesión. De la misma manera que quien se busca un empleo en un restaurante de comida rápida mientras se financia los estudios. Fueron años de compaginar trabajos fuertes físicamente con el estudio del instrumento y conciertos en los que tenía que solapar los horarios y sacrificar las horas de sueño. Después me lancé al barro a ver qué pasaba con esto de la música, y claro, tragué barro mucho tiempo. Al final una mezcla de suerte, esfuerzo y algunas decisiones bien tomadas hicieron que consiguiera establecerme en esto.

Uno de los primeros combos con el que te vimos en un escenario fue Sanon. ¿Qué recuerdas de esa experiencia?

Para empezar, me lo pasé muy bien. Tremendamente (risas). Fue un grupo que montamos unos cuantos amigos muy inquietos musicalmente y eso sumado a lo jóvenes que éramos hacía que lo viviéramos con mucha intensidad. Nos creíamos muy intrépidos con la mezcla de estilos que hacíamos y nos encantaban nuestras canciones, por lo que lo vivíamos más ferozmente, pero echando la vista atrás descubres que esa intrepidez era osadía más bien, aunque no reniego para nada de las canciones. Pero sobre todo me quedo con la carretera y aprendizaje que nos dio todo aquello.

También te has prodigado en orquestas de verano. ¿El tocar día sí y día también terminó de curtirte y fue una escuela de aprendizaje intensiva?

Absolutamente. Sobretodo por la cantidad de estilos en los que aprendes a desenvolverte.

Has estado también al otro lado y dado clases en lugar de recibirlas. ¿Qué sensaciones tienes de esa etapa de tu vida?

Sigo dando clases a diario, de hecho. Dar clases es otra vía de aprendizaje personal, no sólo porque me obliga a refrescar toda la teoría que tuve que estudiar (ojo, me encanta el estudio de la teoría musical y lo que sé lo explico con auténtica devoción); sino porque veo cómo se enfrentan mis alumnos a ciertos retos y yo me veo reflejado frente a mis propios retos. La enseñanza para mí es otra forma de conocerme y estudiar.

Tu background musical es amplísimo, pero me gustaría que recordaras con una frase cada uno de los proyectos en los que has estado metido, o al menos los más destacados.

Mira, es muy difícil porque son muchos los proyectos en los que trabajo o he trabajado. Pero con los que estoy ahora mismo la forma de resumirlo es que estoy muy, muy a gusto tocando con la gente con la que lo hago. Es un topicazo eso de “buen músico y mejor persona”, pero efectivamente estoy con muy buenos músicos y mejores personas.

¿Cuáles consideras que son tus puntos fuertes como bajista y aquellos que piensas que aún debes trabajar más?

Mis puntos fuertes creo que son la estabilidad, el peso tocando y el reconocimiento del bajo como autoridad rítmica y armónica dentro de una canción, lo cual pues eso, me hace ser más seguro y estable tocando. Mis puntos débiles creo que parten de la comparación con otros bajistas o músicos en general. Esto a veces hace que dude de mi propia eficiencia, de si la línea de bajo que estoy haciendo en tal o cual momento es verdaderamente la adecuada. Sin embargo esto último me lo tomo como una virtud para no estancarme, ya que es un continuo aprendizaje que nunca acaba y por suerte tengo suficientes proyectos como para poder “medirme” y aplicar lo que voy adquiriendo.

Hace unos días Boni se deshizo en elogios hacia ti. ¿Cómo valoras tu momento profesional actual y qué crees que te queda por conseguir?

Sí, lo leí… Me gustó mucho lo que dijo, aunque no sé si fue para tanto j(risas)… La verdad es que es un tipo cojonudo y estamos muy a gusto trabajando juntos. ¿Qué cómo vivo este momento? Pues yo crecí con la voz de Boni, sus riffs de guitarra y cantando a grito pelao sus canciones, lo mismo me sucede con Urtz. Así que imagínate cuando te ves tocando con ellos casi sin comerlo ni beberlo.

Respecto a lo que me queda por conseguir pues son muchas cosas. Lo primero de todo creo que sería terminar de grabar un disco y estar completamente satisfecho con él, lo cual creo que nunca va pasar (risas). Además de eso, he de decirte que me encantaría trabajar en musicales. Los musicales me han gustado siempre mucho y es música muy elaborada y muy bien hecha, y cuando tocas en el foso de un teatro no estás preocupado nada más que de la música, sin pensar en el show. La verdad es que sería un sueño para mí.

Un concierto tuyo sobre el escenario que recordarás siempre…

Uf… No puedo tener uno sólo. Hay conciertos muy grandes y otros muy pequeños en los que la forma de disfrutar es distinta pero la efervescencia es la misma. Desde luego no te voy a negar que con Band Jovi lo pasamos muy en grande, pero con la Jam Session en la que toco (Space Jam) también hay momentos muy mágicos por el ambiente musical que se crea.

Lo mismo pero como espectador…

Ahí lo tengo claro. Mike Oldfield en el ’99 en Castro Urdiales.

¿Qué proyectos se avecinan los próximos meses? ¿Tienes en mente dar forma en un futuro a un proyecto liderado por ti?

Pues mira, a parte de la gira de Boni y la de Band Jovi estoy metido en dos proyectos muy bonitos. Uno es el próximo disco de Urtz, que estamos terminando de arreglarlo y tiene unos temas maravillosos. Se está mimando mucho la composición, la estructura y el aire de los temas. Estoy contentísimo de estar formando parte de ello.

Por otro lado hay un proyecto nuevo que se llama Desira y está liderado por Kutxo y Dani Vicente, cantante y guitarrista de Band Jovi respectivamente. El resto de miembros son Iván Román a la batería e Igor Cerain en los teclados. Acabamos de terminar el disco y son temas de Rock muy actual y en euskera, y está supercuidada la composición y el sonido del disco. También la elección de los temas, son 10 bombas. Estoy convencido de que va a dar mucho que hablar.

También voy a grabar el bajo en un disco de un grupo metal que se llama Blackhearth. Es gente que apuesta muy fuerte por su proyecto y están muy a fuego con ello. Buenos temas además, una suerte que vaya a formar parte de ese disco.

Sobre un proyecto personal y liderado por mí, sí. Estoy componiendo mis propios temas para un disco pero no tengo una fecha concreta para sacarlo. Es algo que quiero hacerlo con calma y sin estrés, aunque la composición ya está muy avanzada.

Y para el final, la pregunta del millón: ¿Cómo se puede vivir de esto?

Comiendo muchas espinacas, como Popeye (risas). Bueno, como he dicho antes he tenido mucha suerte y he caído en un montón de proyectos en los que trabajar. Pero esa es la cuestión, hay que hacer muchas cosas a la vez. Y para poder hacer tantas, no puede decaer la ilusión. Y ésta está tan fuerte como el primer día.

Si quieres añadir algo más…

Un fuerte abrazo a ti Carlos, y para toda la gente que formáis parte de Orpheo. Lo hacéis muy bien, así que ¡ojalá que sigáis otro montón de años al pie del cañón y haya Orpheo para rato!

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